Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Por la Sierra de Leyre

El próximo 21 de octubre se correrá la II Edición de la Juan Migueliz Leyre Trail: Con salida y llegada en el Monasterio de Leyre, la carrera lleva por arriba de la Sierra asomando al Norte encima del embalse de Yesa y al Sur sobre la Foz de Arbayún.  Hayedos, rasos de hierba, caos de piedras y rincones mágicos como el Paso del Oso, donde la montaña nos abre una ventana natural. ¡Qué os voy a contar si me quedé enamorado el año pasado! El día estuvo frío y desapacible con un viento helador que apenas dio tregua, pero entre la magnífica organización y el "calor" de los voluntarios todos estuvimos super a gusto.

Este Domingo 24 de septiembre no hizo frío, al contrario, fue una jornada casi de Verano y pudimos disfrutar de un día buenísimo para correr por la montaña. No eran las 8 cuando bajamos del coche en Usún, un pequeño pueblo próximo a Lumbier.  Una estrecha pista baja hasta el río Salazar. Nos lleva al conocido puente que lo cruza justo donde termina la Foz de Arbayún -como llaman aquí a las gargantas o cañones abiertos por los ríos-.

Mientras subimos al Arangoiti, dejamos Arbayún a nuestra espalda y allá lejos el Ori, donde nace el Salazar

Estamos Fernando, Alejo, David, mi tocayo Carlos Nuin y yo. Cinco campeones que pasamos a ser seis, pues un pedazo de perro nos salió al encuentro cerca del pueblo y moviendo el rabo amistosamente se puso en cabeza abriendo la marcha. Sin invitarle nos acompañó durante toda la excursión corriendo a nuestro lado todo el tiempo, sin despistarse con otros excursionistas ni sus perros que se cruzaron. No le habíamos dicho la excursión que queríamos hacer pero su instinto debió decirle que iba a ser muy chula.

En wikiloc había pescado una ruta circular que desde Usún subía al Arangoiti y por arriba de la montaña iba hasta el Portillo de la Cerrada y después a los Rasos de Bigüezal para girar a la izquierda y perder altura hacia un barranco secundario que bajaba hasta la "canaleta" una conducción de agua que recorre la Foz de Arbayun para llevar el preciado elemento hasta Lumbier.  Buena parte de nuestro paseo coincidiría con el recorrido de la Juan Miguéliz: la última parte de la subida a Arangoiti y todo lo que va por arriba de la sierra hasta los Rasos de Bigüezal.

Normalmente el río Salazar muestra unas aguas limpias y de tonos azules cuando lo cruzas en el puente de Usún pero esta mañana bajaba color café con leche, debido a las tormentas de los días pasados.  Qué agua más buena para los árboles y los prados agostados.


La subida a Arangoiti arranca desde la misma canaleta, por donde regresaremos dentro de 20 kilómetros. El sendero está bien marcado y menos mal, pues avanzamos por monte cerrado de quejigos, espinos, bojes y encinas. Más arriba en terreno más abierto y despejado perderemos el camino pero volvemos a cogerlo enseguida.  Curiosamente nos perdimos al tirarnos hacia la derecha en un claro, sin hacer caso a nuestro amigo de cuatro patas que tiraba para la izquierda. ¡Se conocía la subida!
Nieblas sobre Lumbier. Peña Izaga y la Higa se levantan próximas.

Son las 9:46 cuando llegamos a la cruz desde donde asomamos al Monasterio de Leyre, muy pequeñito debajo nuestra. Mi azúcar está en 102, comeré dos tercios de una barrita de proteína -chocolate y naranja- , nada más.  Me he sentido muy bien en la subida, señal de que mis patas se han recuperado de la Nafarroa Xtrem ¡bien! 


En los Rasos de Bigüezal escuchamos tiros de escopeta, seguramente estarán al jabalí. Menos mal que no pasamos por la zona de la batida y nos alejamos cuando giramos hacia el barranco que nos había de bajar a la Foz.  Dos kilómetros de pista asfaltada deslucieron un pelín nuestra aventura pero a la carrera solo fueron 10 minutos. Enseguida nos vimos de nuevo corriendo por una estrecha pista semiabandonada dentro del bosque. ¡¡Qué guapo!!

El perro pasó menos miedo que nosotros en ese tramo espectacular y aéreo donde la canaleta discurre por las paredes de la foz. Las aguas del río Salazar resuenan amenazadoras debajo nuestra, mejor no mirar... ¿Y esos buitres? ¡Ay madre!


Ermita de San Pedro de Usún

Un magnífico paseo de cuatro horas que te lleva por distintos escenarios: el paisaje abierto en todas las direcciones desde la cima de Arangoiti, los pequeños prados arriba de la sierra que como cuidados jardines ingleses se abren entre acebos y bojes, viejas hayas retorcidas, pinares y por fin esos últimos kilómetros dentro de la espectacular Foz de Arbayún.  ¡¡Venir a la Sierra de Leyre!!

Por error en el vídeo he puesto fecha 17 de septiembre cuando fue el 24...


Glucemias: 173 a las 5:53. 2 uds de insulina y desayuno un café con leche con nueces y almendras. 102 a las 9:46 en la Cruz de Leyre, dos tercios de barrita de proteína. 89 a las 11:48 en Usún. Desde donde fuimos a Cordovilla para almorzar una merecida jarra de cerveza y un bocadillo de chistorra -le quité la mitad del pan-.  La excursión fueron 22,52 kmts y 1340 de desnivel positivo.

Nota final: nuestro amigo de cuatro patas se quedó en Usún y no hizo ni despedirse cuando llegamos. Me pregunto cuántas veces habrá hecho la misma operación con otros grupos de montañeros...

jueves, 21 de septiembre de 2017

Nafarroa Xtrem

Una carrera de montaña. Y de bosques...
Fotografía de Manuel Hurtado. Reportaje completo aquí.
  ...Un viaje espectacular por el país de las hayas, de los helechos, de las regatas escondidas, de los altos y verdes puertos y de tantos rincones mágicos que puedes encontrar en los 67 kilómetros que tiene su recorrido circular. Salvaje y duro, subiendo y bajando montañas hasta sumar 4000 mts de desnivel acumulado, cimas emblemáticas como Adi, Saioa y Zuriain -las tres superando los 1400 mts- y otros montes casi desconocidos como Artzeki o Urdanaz, sin olvidarnos del familiar Baratxueta, ideal para subir con niños en una excursión mañanera.

Por eso que me he animado a participar en su segunda edición. A pesar de que coincide con las fiestas de Zizur (el día anterior estuve con la cuadrilla en el célebre Día del Pato: un calderete popular en la calle donde comemos juntos casi dos mil vecinos). ¡¡Y a pesar también de haber corrido la Maratón de Canfranc la semana anterior!! Pero la locura y la afición pueden con todos los pesares. Como durante la semana procuré mimar y recuperar patas y en el calderete popular solo bebí dos o tres vasos de vino el Sábado me levanté casi al 100% ¡¡Vamosssss!!

Además había una cosa: este año la Nafarroa Xtrem era Campeonato Navarro de Ultras por Equipos y para participar debían correr un mínimo de tres corredores. Del Trizurko, por un motivo o por otro solo nos habíamos inscrito Alberto Ederra, Francisco Gil -Txitxo- y un servidor, de modo que mi participación era clave para clasificarnos. ¡¡Y solo estábamos tres equipos con tres o más corredores!! Es decir que si llegábamos a meta los tres Trizurkos, subiríamos al podio sí o sí.


¡Ay madre! Y yo que soy el más patatero del equipo me sentía como esa pequeña hormiga de la película cuyo trabajo era clave para la supervivencia de la colonia...


Pero a Zubiri no solo fuimos los Tres Mosqueteros. Adri y Sonia  participarían en la versión "corta" de la carrera: 32 kmts y casi 1600 mts de desnivel positivo acumulado. Joseba y Ascen estarían en la cima del Adi ayudando como voluntarios y cómo no, Alejo se acercaría para hacer alguna foto y animarnos en la salida.

Aquí estoy con Txitxo, Adri, Sonia, Alejo y Alberto

El día amanecía nublado, muy nublado y chispeaba un poco. La predicción apuntaba lluvia débil durante las horas centrales del día pero eso, cuatro gotas. A ver. A mí por lo menos más que por mojarme me fastidiaba que las nubes taparan los altos y no pudiéramos disfrutar del paisaje, sobre todo desde el Adi o el Saioa, como el año pasado. Bueno y a ver si hacía menos frío también...  Tuvimos suerte y aunque cayeron un par de borrascas apenas fue necesario el chubasquero, yo por ejemplo conseguí hacer las primeras cimas sin ponerlo, tampoco los guantes, y es que el aire aunque era frío no pegó con la fuerza del año pasado.

Los de la "larga" salíamos a las 8 pero llegamos una hora antes, con tiempo para recoger los dorsales y dejar nuestras bolsas en la consigna. Este año eramos menos corredores pero casi todos de la familia. Además de los locales ahí estaban Juan Ondiviela y Jorge Aranburu ¡dos cracks de cuidado! Juan venía a correr los 67 kmts y Jorge a por la de 32 kmts.  Por situar a estos dos pájaros deciros que el primero fue finisher de la Aneto-Posets en su primera edición (que llegaron cuatro gatos o pocos más ese año) y que Jorge consiguió completar la Challenger Huesca Magia de los Pirineos el año pasado. Por ahí andaban también dos chicas guapísimas: Mónica Grajera e Irene Guembe. A las dos les desee mucha suerte pero por separado porque imaginaba que la cosa estaría reñida entre ellas, como así fue: consiguiendo Irene el primer puesto y Mónica el segundo por 6 minutos. Dos horas y media después llegaría yo, uffff...
 
En la salida saludé a Fernando Zaratiegui y a Ignacio Olalde de los AVC,  a Txus Unsión del Manttale, a Edorta Elizalde y un montón de sus colegas del Txurregi, Rubén Aristu de A4xKM, a Javi Oteiza... ¡Aitor Iraizoz! uno de los organizadores que este año se ha puesto el dorsal y está ahí en primera fila. Como nuestro Alberto Ederra, nervioso y concentrado en dejarse el alma en la carrera. Y así es porque terminado el Aurresku nos dan la salida y sale lanzado como si esto fuera un 1500 en lugar de una Ultra de Montaña. Detrás suya vamos el resto de corredores en un grupo apretado donde también corremos a toda pastilla por el kilómetro y pico de carretera que nos lleva hasta Saigots.

El pelotón irá estirándose poco a poco y yo me iré quedando atrás a medida que me adelantan por ambos lados. Madre mía cómo corre la gente... ¡¡Eeeeu que son 67 kilómetros!!

Primeros metros de ascensión por pista, luego caminos, senderos estrechos entre bojes y quejigos que más arriba serán hayas...  Todo está igual que el año pasado, pisamos los mismos charcos y casi hay el mismo barro, pero hoy el día está más despejado y conforme ganamos altura podemos ver de reojo un bonito horizonte de montañas.

En el primer avituallamiento solo bebo medio vaso de agua. He desayunado a las 5:30, cuando tenía 142 de azúcar en sangre. Un café con leche y un puñado de frutos secos. Nada más. Uffff, bastantes hidratos me metí ayer con la paella de Arroz Negre ¡que comí dos platos! Entre eso y el vino blanco fresquito llegué a casa con el azúcar por las nubes. Cené un descafeinado con leche, unas almendras y a la cama.

Pues eso, que solo bebo un poco de agua y prosigo a buen paso, corriendo cuando puedo y pasando algún puesto pero cada vez más solito en medio del bosque. Tiene su magia correr en soledad por este sendero a media ladera bajo estas enormes hayas... Cruzo regatas, chapoteo en algún barrizal, acelero el paso en un largo tramo llaneando. Disfruto como un chaval de catorce años con las patas nuevas...

En el segundo avituallamiento saludo a Mauri a Ramón y a unas chicas guapísimas que me ofrecen de todo. -¡¡Gracias, muchas gracias!!-.  De los sandwiches preparados retiro el pan y como unas cuantas rodajas de salchichón, también un par de trozos de sandía ¡riquísima!  Cuatro bromas y me despido del grupo ¡Adios, adios!

Algo más arriba saldré del bosque a una ladera de helechos por la que una estrecha senda sube montaña arriba. El Adi se despeja de unas pocas nubes que todavía se agarran a su cima y cuando llego arriba puedo disfrutar del paisaje en todas direcciones. Mi tiempo: 01:59. Aquí están Dani, Ascen, Joseba y otro chaval controlando el paso de los corredores. Están muy animados, pasando un poco de frío pero mucho peor fue el año pasado, hoy por lo menos no pega tanto aire... ¡¡Adios adios!!

Los voluntarios en la cima del Adi. ¡Qué grandes! Sobre todo Joseba, claro... Jijiji

A bajar tocan, con cuidado que la ladera es empinada... Dos corredores son más hábiles y me pasan rápidos montaña abajo, ¡ya os pillaré! pienso para mí... O eso quiero jeje,  Pero bueno, enseguida estoy abajo y casi en el bosque cuando me saluda Jorge -Thor Txone- que anda por aquí pasando envidia... Tranqui Jorge, que con todo el monte que llevas este año bien puedes descansar unos días.

En el Puerto de Urkiaga me miro el azúcar, son las 10:22 y tengo 177. Como un poco de sandía y algunas lonchas de salchichón, un vaso de agua y me piro. Una chica se retira aquí por un golpe en el muslo, está disgustada, más por dejar la carrera que por el dolor en la pierna. ¡Qué rabia!

Sigo caminando y con la vista puesta en Txus Unsión que ha pasado mientras estaba en el avituallamiento. El veterano de Bera está haciendo las Basque Ultra Trail Series, lleva tres y solo le queda la Donosti-Bilbao el próximo 6 de octubre ¡menudo pájaro!  Le pillo en la subida pero sé que está más fuerte y que no podré con él, sobre todo en las bajadas...

Corremos cuatro, cinco, seis corredores en un grupo estirado y separado por muchos metros, ganamos altura por el lomo de una sierra despejada cuando alguien nos grita: -¡Bajar, que no es por ahí!-. Efectivamente las banderitas rojas van más abajo, por media ladera.  Mirando a los corredores delante nuestra no nos hemos fijado, pero en dos minutos bajamos los pocos metros que nos separan de la senda correcta.  Prestaremos más atención cuando sigamos a un corredor.

El último kilómetro antes de Artesiaga requiere atención: puedes correr a media ladera pero el sendero es aéreo y la montaña cae en pronunciada pendiente. Además el camino se ve interrumpido por pequeños barrandos y regatas, trampas de barro, escalones de roca... Obstáculos que salvamos saltando, chapoteando, rodeando... Cuidando de tropezar o resbalar.

En Artesiaga el día está sensacional: nubes oscuras se levantan sobre Baztán pero el sol todavía brilla un poco y aunque sopla el aire no es nada comparado con el infierno del año pasado. Además las chicas voluntarias del control están animadísimas y bromean divertidas con todos y cada uno de los corredores que paramos a echar un bocado. Yo sigo con la sandía y el salchichón, retirando el pan bimbo de los sandwiches. Recargo de agua uno de los bidones y me piro. ¡Ala! Agur gero arte! ¡Adios, adios!

Paso la alfombra de control del chip sin percatarme de que no da señal -he perdido el chip en alguna parte entre el Adi y Artesiaga pero no me daré cuenta hasta llegar a Aritzu-.  Empieza la subida más cañera de la carrera: el Saioa se levanta allí arriba, pero antes debemos superar una pequeña cima y perder 50 mts de altura antes de coger la interminable ladera final. Tomás Goikoetxea armado con su cámara se está currando un répor de primera categoría y nos va pillando con su objetivo en los momentos más duros de la carrera:

Arriba tenemos a Txitxo: espectacular, sufriendo para vencer al Saioa. A la izquierda estoy yo y a la derecha Alberto.
Hace fresco y las nubes que vienen del norte acaban tapando el sol, pero como decía nada comparado con el agua y el aire helado que nos castigó en la primera edición. Yo llevo dos camisetas y manguitos en los brazos, las manos frías pero aguantaré perfectamente el tipo sin echar mano de guantes ni chubasquero y sin perder un minuto dejaré detrás mía la cima del Saioa para bajar y subir de nuevo a la del vecino Zuriain.

En el avituallamiento de Iturrondo ya hemos perdido bastante altura. Kilómetro 33,69, son las 12:56 y tengo 90 de azúcar ¡¡Bravo!! Coincido aquí con Fernando Zaratiegui que también tiene sus "goteras" como yo la diabetes y bromeamos con los voluntarios: - si os pregunta un médico no nos habéis visto ¿ok?-.  Mientras me hago el control, como un cacho de plátano y dos o tres de sandía pasará Txus Unsión que no hace ni parar, Fernando también se marcha y yo salgo dos minutos después de modo que haré la larga bajada hacia Lantz de nuevo en solitario. Es un larga etapa donde puedes correr a buen ritmo casi sin problemas por buen sendero. El paraje guapísimo: siempre dentro de un bosque de hayas ¡qué raro!

Terminada la bajada viene una etapa puñetera de subi-bajas, cruzando regatas, sorteando troncos, piedras y siempre dentro de una selva que además de hayas tiene arces, fresnos, bojes y castaños viejos y enormes, no querría que me pillara la noche bajo sus ramas retorcidas...

Hace rato que llueve, bajo los árboles tardo en mojarme pero acabo poniéndome el chubasquero.

Manuel Hurtado anda por aquí sacando fotos también. Su álbum tiene imágenes preciosas que recogen la "magia", las luces y sombras en este bosque primero y en las proximidades de Usetxi después, en los últimos kmts de la carrera:

Gracias Manuel!!


Fernando Zaratiegui
Saliendo del bosque a campo abierto. Aritzu está cerca...
Irene y Mónica pelearon la carrera durante muchos kilómetros. Corriendo entre los bojes próximos a Aritzu
Caseríos, helechales... la Navarra verde, el país de los vascos.
En Aritzu ya no llueve. Kilómetro 46, creo que son las 14:30, no lo sé porque no miré el azúcar y había perdido el chip, pero cuando llegué ahí estaban Javi Oteiza, Edorta y Fernando, dando buena cuenta de unos macarrones que yo miré de reojo sin probarlos... Luego me arrepentiría. Una chica de la organización me pidió que le mostrara la linterna y las pilas de repuesto que yo saqué de la mochila. Bromeé enseñándole también la venda que también llevaba aunque no figuraba en la lista de material obligatorio. Como un poco de salchichón y más sandía ¡no me canso de comer sandía! ¡qué rica! Además es una de las frutas más indicadas si tienes diabetes, en cantidades moderadas claro, pues con menos hidratos por ración que otras frutas, además de mucha agua tiene vitaminas A, C, B1 y B6, fibra, magnesio... ¿Os he dicho que me gusta la sandía?

La siguiente etapa creo que es la más dura: entre Aritzu e Iragui debemos subir unos picos de mil cien y mil doscientos metros de altura: Artezki, Urdanaz y Goitean se encadenan en una serie de subidas y bajadas que a estas alturas pasan factura a todo el mundo. El año pasado me sorprendió esta zona por lo desconocida -al menos para mí- y la sensación de estar lejos en un mundo de bosques y montañas. Vistas preciosas en todas las direcciones y además este sábado con más luz. Tanto es así que me detuve a tomar un video...

En  cuanto a mis glucemias decir que salí de Aritzu con muchas ganas, tanto que alcancé a un grupo de tres chicos y tras charlar un rato con ellos me puse delante en uno de los repechones y los dejé atrás en un visto no visto. Pero más arriba, poco después de grabar el vídeo sentí un cansancio familiar, sin mirar el azúcar tomé un gel y comí una bolsa de frutos secos por ver de recuperar las fuerzas y creo que algo lo conseguí. Entre tanto me alcanzaron los tres corredores anteriores y ya fui con ellos casi hasta Iragui.  Debajo de este pueblo en un tramo de pista me detuve a mirar el azúcar: hora, las 16:39 ¡¡47!!  Ufff qué bajón!!  Pero el caso es que no me notaba tan mal. Bueno, otro gel, un puñado de uvas pasas con almendras y para arriba por un sendero que en cinco minutos me planta en Iragui.

En el avituallamiento está Maite, una moza con quien hemos coincidido en muchas "quedadas" de monte.  Tan simpática como siempre se troncha con mis tonterías que no sé si son fruto de la pájara o de mi alegría por verme más cerca de la meta: - ¿Qué quieres tomar Maite?- la invito frente a la mesa del control, - ¿coca-cola?, ¿un sandwich? ¡venga que te invito!- bromeo mientras me tomo dos vasos de cocacola, engullo medio sandwich y pillo dos cachos de plátano... ¡Aaaay, más me hubiera valido comer unos pocos macarrones en Aritzu!  Esto de la dieta "Low-Carb" tendré que estudiarlo más, pienso para mí, porque está claro que tantos kilómetros con agua, sandía y salchichón solamente... Como que no.

Me despido de todo el mundo y salgo para Baratxueta con las baterías cargadas y la moral a tope. Subida dura entre bojes, pinos y hayas en la parte alta hasta que salgo a la cima donde dos voluntarios me felicitan prometiendo que ya casi todo es bajar y bajar hasta Zubiri. En la cima me hago una foto que mando a los Trizurkos pues les supongo preocupados al no ver mi paso registrado en los controles. Después sabré que me habían dado por retirado. ¡Qué pobres!

Cima de Baratxueta. Detrás mía se distingue la Cuenca de Pamplona, con la Higa, Alaitz y Erreniega en el horizonte.
Edorta y Fernando
Fotos: Manuel Hurtado
De Baratxueta hay una bajada durilla hasta Usetxi, ladera muy empinada en cuya bajada los cuadriceps escuecen un poquillo. Después un tramo de pista por donde me relajo con el calorcillo del sol que se abre paso entre las nubes... Me relajo tanto que me paso un desvío sin ver las banderitas y tardo 100 mts en darme cuenta. Bueno, no pasa nada.

Pasado Usetxi un sendero corredero al 90% ¡vamosss! alcanzo a Javi Oteiza que anda con molestias en una pierna y no quiere arriesgar: él también quiere completar las B.U.T.S. con la Donosti-Bilbao dentro de unas semanas así que me dice que pase y me de caña que quiere ir más tranqui.  Total que llegará tres minutos detrás mía.

En Zubiri el reloj marca 10:29 cuando llego a la meta. ¡¡Qué alegría!!  Hemos llegado los tres y el Trizurko se clasifica como tercer equipo navarro. ¡¡Bieeeennnn!!
Alberto consiguió un magnífico 5º puesto y Txitxo mejoró su crono del año pasado en más de una hora!!! Qué cracks!!

A4xKM, Txurregui y Trizurko ¡¡Los tres campeones!!

martes, 12 de septiembre de 2017

Canfranc-Canfranc, el Monstruo.


El Monstruo de la diabetes:
-¡No gracias, no quiero pasta, solo pollo por favor!-, la voluntaria que servía las cenas en el polideportivo de Canfranc pensaría que era celíaco o algo así... - ¿Quieres entonces dos patas de pollo?- me ofreció amablemente, a lo cual accedí encantado. Un poco de pan para empujar y dos vasitos de vino fueron mi cena el Viernes. Por cierto el vino muy, muy bueno. Cuatro unidades de insulina rápida (Novorapid) y 9 de lenta (Tresiba) permitieron que a pesar de una cerveza y un café con leche descafeinado que cayeron luego en el bar me levantara la mañana del Sábado con un valor ideal de 124. Hora: 06:05.

En la cena, estamos Irache, Carlos Irujo, Oscar, David, yo, Carlos Nuin, Joseba, Alejo y Eder

Echando unas cervezas: Oscar, Ibai, Chema, Raúl, Joseba y Alejo

Oscar y Joseba. Con David, que se puso con los dos Trizurkos más valientes: 100 kmts y 8848 mts de desnivel por delante... Bueno, un poquico menos por los recortes debidos al mal tiempo, pero vaya: un infierno.


 En el desayuno no lo hice bien y me comí una de las dos cacho de tostadas de pan con tomate y aceite que nos sirvieron en el bar próximo al albergue. Y bien agusto habría comido otra con mantequilla y mermelada pero solo me había puesto una unidad de Novorapid. Tostada y café con leche. ¿Zumo de naranja? Se lo ofrecí a mis colegas: Alejo, David y Carlos Nuin lo aceptaron encantados.

En la mochila llevaba dos barritas de chocolate con proteína, dos bolsas de frutos secos, cuatro geles, un plátano y dos mini bocatas de pan de centeno con jamón serrano y aceite. Agua con zumo de limón y stevia en los dos botellines de medio de litro.  De todo eso únicamente consumí el agua.


Con Manuel Pintor, del Team One Diabetes

Con David, Carlos Nuin y Niko
Pero sí comí y mucho: Al llegar al primer avituallamiento de Canal Roya -km 15 aprox- ya nos habíamos metido la subida a la Moleta con más de 1500 mts de desnivel y bajado a la carrera por la Canal de Izas. Llegaba junto con Angel y Jorge, dos pájaros del Adi-Ike, mucho más fuertes que yo pero que saben regular e ir de menos a más. Después tiraron para adelante como cohetes, ¡Adiós, adiós!.  Bueno, antes de comer nada saqué el medidor para ver mi azúcar en sangre pero se había mojado y no funcionaba. Me sentía bien de modo que bebí dos vasos de caldo, y dos o tres lonchas de jamón de york y queso -retirando el pan bimbo de los bocatas preparados- y en esas estaba cuando llegó Manuel, un corredor del equipo Team One, insulino dependiente como yo, que me prestó su cacharro sin dudarlo ¡¡Muchas gracias campeón!!.  El aparato dijo que tenía ¡¡460 de azúcar!! ¡¡Madremíadelamorhermoso!!  Decidimos repetir la operación por si el dedo que me había pinchado estaba sucio del jamón york y la segunda cifra nos tranquilizó: 240. Alta también pero no tanto con la excursión que llevábamos en las patas y lo que nos quedaba...  Manuel tenía 88, buen valor pero justillo así que aprovechó para comer y beber de todo. Cuando me despedí no me resistí a pillar un trozo de sandía ¡qué rica!  Con Manuel ya había coincidido en la Ultra de Villanúa el mes pasado, que completó perfectamente con muy buenos controles, ¡¡qué profesional!!

Angel y Jorge del Adi Ike ¡¡Dos jabatos!! (Foto Monrasin)
Carlos Nuin y Nicolás Kareaga (foto Monrasin)

Daniel Suescun y David Senosiain (Foto Monrasin)

En Candanchú estaba el segundo avituallamiento -km 28 aprox- llegamos después de subir la Raca -otros mil mts de desnivel a la buchaca- y con más hambre que los lobos. Como había tenido la previsión de guardar el medidor en un bolsillo de mi pantalón ya se había secado y pude mirar el azúcar sin problemas: ¡¡114!!  Hora: 13:43. Me tiré a la sandía y comí unos siete u ocho trozos, dos vasos de caldo, jamón york, queso... Había Garorade, Acuarius, Cocacola, Pasta, chucherías, frutos secos pero no hice ni mirar. Bastante me había pasado con la sandía. ¿Insulina? Nada. Llevaba la pluma cargada en la mochila porsiaca pero no la utilicé en toda la excursión.

En el avituallamiento de Candanchú con una de las voluntarias, estamos Carlos Nuin, David, Niko, Alejo, yo y Dani

Tras subir la Tuca Blanca bajamos a la "Motriz de la Tuca" (km 34 aprox) edificio de servicios perteneciente a la estación de Candanchú donde los voluntarios han montado un avituallamiento sorpresa ¡¡Con huevos fritos!! Cándido es uno de los voluntarios que con el mejor humor del mundo nos ofrecerá huevos de sus propias gallinas. Recién hechos, ¡calientes!, ¡riquísimos!  Ninguno de los compañeros rechazamos la oferta ¡qué bien nos sientan! Carlos Nuin, Dani, Niko, David y yo que llevamos juntos un montón de kilómetros continuamos hacia collado de Tortiellas con fuerzas renovadas. Yo empujé mi huevo con media rebanada de bimbo y tomé dos vasos de caldo, hora: 15:42, mi azúcar: 201.

Una vez en el llano de Tortiellas solo quedaba una última subida al Collado de Estibiella (2050 mts) y de allí a Canfranc, a la meta (¿km 45? a muchos les han salido 47 km...).  En la bajada interminable David y yo nos quitamos el chubasquero y el frío corriendo como ceporros. Corriendo y corriendo los pichicientos zig-zags de esa bajada interminable (47 minutos hasta Canfranc). En meta nuestro tiempo es 09:25, y pocos minutos después llegan nuestros tres amigos de aventura. Somos felices y mi azúcar también: 164 a las 17:27.

David y yo llegando a meta donde nos esperaba Irache, la chica más guapa y feliz de Canfranc... ¡¡Gracias por las fotos campeona!!

 Me pondré 4 unidades de novorapid y tomaré unos pocos macarrones con tomate, uno de mis dos mini bocatas de jamón serrano, dos vasos de caldo y una cerveza. Tras ducharnos y por fin con ropa seca, guapos y bien peinados, merendamos en un bar: mis compas un bocata y yo dos huevos fritos con longaliza que seguidos de un café con leche nos dejaron todavía más felices. ¿Insulina? No me puse hasta llegar a casa: dos unidades de rápida y nueve de Tresiba antes de cenar el segundo bocata de jamón serrano que me quedaba. Y agua, mucha agua...

El Monstruo de la Carrera, de las Carreras:

Se celebraban cuatro pruebas este pasado finde en Canfranc: el Viernes kilómetro vertical en descenso. Los vencedores fueron Nieves Hernandez y Javier Sola.  A Javi le conocimos el año pasado en la Sierra de Leyre cuando nos acercamos a entrenar la I Edición de la Juan Miguéliz. Al día siguiente participaría también en la Carrera Corta de 16 kmts donde consiguió un magnífico 5º puesto.  ¡¡Doble Zorionak!! Subió a la Moleta en un tiempo de 01:31, 14 minutos menos que yo, no está mal si tenemos en cuenta mis canas jejeje...

A la carrera de 16 kmts también fueron dos Trizurkos: Chema y Raúl, acompañados por Ibai.  Tanto habían oído hablar de estas montañas que se animaron a la salvaje subida de Canfranc a la Moleta: 1559 mts de desnivel positivos, especialmente salvajes este año con el frío y la nieve que nos encontramos arriba. Sufrieron y disfrutaron casi tanto como Irache, la estellica más valiente que con su amigo Eder salieron también a volar en esos 16 kmts. Dos campeones del club de montaña Gardatxo. ¡¡Bravo!!  Eder un fiera: 11º en la absoluta...

En la Ultra de 100 kmts participaron Oscar y Joseba. En el Trizurko tenemos locos, super locos y locos para encerrar y esta pareja está en el tercer grupo: No contentos con la Ehun Milak hace dos meses se apuntaron a esta macarrada de carrera con 8848 mts de desnivel acumulado. La excusa era que les daba no sé cuántos puntos para poder inscribirse a la Ultra de Montblanc, pero lo que yo digo: debería ser Canfranc quien exigiera los puntos a Chamonix y no al revés.

A Patxi Arbizu también le vimos en la Ehun Milak, y en la Ultra de Tena hace dos semanas y en...  ¿En qué carrera no te hemos visto Patxi?  Esta vez su excursión será la Ultra de 70 kmts donde conseguirá un magnífico 4º puesto que mereció ser tercero... ¡¡Nosotros le damos el bronce sin problemas!!

La de 45 kmts era mi carrera: la maratón de Canfranc original en la que participaba por quinta vez. Sí, también estoy loco para encerrar. Igual que Carlos Nuin, David, Niko y Dani con quienes compartiré muchos kilómetros desde el control de Canal Roya hasta la meta.

Eso sí en la salida me adelantaré porque sé lo complicado que es pasar puestos en el estrecho sendero que sube a la Moleta.  La lluvia no llegará hasta muy arriba y no será hasta salir del bosque que casi todo el mundo se pone el chubasquero. El aire intensifica la sensación de frío y en las proximidades de la cima nieva con muy mala leche. Los guantes se empapan y llevo las manos heladas, solo pienso en que bajando podré bracear con fuerza y entrarán en calor... ¡Vamoss!

Los voluntarios que nos toman el tiempo en la cima de la Moleta merecen un monumento, diez puntos para Montblanc y dorsal directo para Zegama ¡¡qué valientes!! Con el frío que hace y ahí están, controlando el paso de todos los corredores, apuntando el dorsal y... congelándose, ¡Madremíaaaa!

Nosotros echamos a correr monte abajo hacia el ibón de Samán y la Vuelta de Iserias, perdiendo altura hasta el fondo de la Canal de Izas, ganando temperatura con cada zancada y cada salto. Abajo del todo casi no llueve y el viento nos da un respiro, el día sigue frío y nublado pero diría que está ideal para correr. Alcanzo a Jorge y Angel del Adi Ike y los tres corremos juntos al salir al valle principal por las pistas y senderos que nos llevan a la Canal Roya. ¡Qué gozada!

Los Adi-Ike me sacarán casi una hora en meta lo que significa que aquí todavía estaban en la fase de calentamiento ¡qué tíos!  De Canal Roya saldré solito, dejando allí a mis colegas Trizurkos que llegarán unos minutos después. Yo me lanzo por la pista tan motivado que me salto el desvío donde arranca la subida a la Raca. Cien metros más adelante al no ver marcas me doy la vuelta y ahora sí veo las marcas. Me alcanzan David, Carlos, Nico y Dani y los cinco tiramos para arriba detrás de un mozo que nos llevará a buen ritmo sin quejarse del morro que le echamos. Y es que no le daremos el relevo hasta mucho más arriba. Vamos hablando y eso nos hace más corta la subida. Como además las nubes casi dejan asomar al Sol cuyo calor se deja notar un poquico, el buen humor reina en el grupo. ¡El infierno de la Moleta está olvidado! ¡La Raca es el paraíso!  Bueno, no tanto, porque arriba vuelve a nublarse y a soplar el aire frío. ¡Vamos para abajo!

En Astún nos espera Alejo para sacarnos cuatro fotos, ¡qué campeón! Como no le dejan hacer burradas ha venido para animarnos y ver como hacemos el burro nosotros... ¡¡Gracias!!

Ramón también nos sacará buenas fotos al llegar a Candanchú, no os perdáis su crónica y reportaje de la carrera. El hubiera preferido subir a la Moleta pero con el día de perros que tenemos se ha quedado por aquí.


En el avituallamiento de Candanchú no miramos el reloj, nos sentamos, comemos, bebemos, bromeamos con los voluntarios ¡dos de ellos viven en Zizur igual que yo!... Y nos ponemos en marcha de nuevo. Toca otra subida, hacia la Tuca Blanca. Las nubes tapan las montañas a media altura así que no vemos ni jotas mientras ganamos altura. El paisaje está oculto pero disfrutamos el ambiente de montaña-montaña en algunos pasos delicados pero bien equipados con cuerdas por los que discurre la aventura. Estamos en las faldas del Aspe y a unos 2200 mts de altitud cambiamos de dirección para dirigirnos hacia Tortiellas.

Ya he contado lo de los huevos fritos de Cándido en el tercer avituallamiento: nos vinieron de cine para calentarnos porque volvía a hacer bastante frío y yo por lo menos tenía otra vez las manos heladas, no como David que sin ponerse los guantes afirmaba tenerlas bien.  Con fuerzas renovadas los cinco mosqueteros bajamos ahora sí, al Plano de Tortiellas junto con otros corredores que nos habían dado alcance. Alguno de ellos estaba haciendo la de 70 kmts y pudimos compartir un trecho con gente de "primera división" pues eran los segundos o terceros de la carrera. Como habían quitado la subida al Aspe en la de 100 y 70 debido al mal tiempo estos últimos kmts eran comunes para las tres pruebas.

Patxi Arbizu llegando a meta para completar los 70 k en cuarto puesto, Zorionak!!

La subida al Collado de Estibiella es la última y siempre es la más penosa pero en esta ocasión compartía fatigas con mi tocayo Carlos y con David así que se me hizo un pelín menos puñetera. En cambio Nico y Dani que estaban más fuertes se adelantaron monte arriba perdiéndose de vista. Cuando llegamos arriba solo pensé en darles caza y me lancé montaña abajo como si no hubiera mañana, ¡que me matooooo!   David venía detrás mía, es el más fuerte del grupo y quise darle paso pero no aceptó, afirmando que mi ritmo le iba genial para los pocos entrenos que llevaba este verano, así que continuamos la carrera olvidándonos de Carlos quien tampoco tenía las patas para mucha diversión. Adelantamos 6 puestos en la bajada, y sí alcanzamos a Nico y Dani jejeje.

Ramón Ferrer -Monrasin- con Toni Calderón, vencedor de la Ultra 70 k

Carlos Nuin entrando en meta

Los Voluntarios, los Verdaderos Monstruos:





Le damos a la tecla queriendo hacer literatura con nuestras aventuras, contando cuánto corremos y cuánto nos cansamos, el frío o el calor que pasamos y desde luego siempre nos acordamos de los voluntarios agradeciendo su labor. Pero cuando las condiciones son tan duras como lo fueron el Sábado hay que insistir en el valor y sacrificio de estos verdaderos héroes que sufren mucho más que nosotros el frío o la lluvia, especialmente en las cimas o collados altos por donde discurre la prueba. Marcan el recorrido y lo desmarcan, acarrean bolsas y botellas de un lado a otro, cargan y descargan, recogen, limpian y te sonríen cuando llegas. ¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!


Más fotos de Ramón Ferrer:
Chema y Raúl sufrieron y disfrutaron en la prueba de 16 kmts, puestos 31 y 32 de la clasificación. ¡¡Bien!!

Oscar terminó la Ultra 100 K, siendo el último que entró en meta, en el puesto 30. Todos los demás corredores fueron neutralizados al empeorar el tiempo en la tarde del Sábado, como Joseba que llegó hasta Truchas en el puesto 43. ¡¡Bravo!!

Ya queda menos para Canfranc 2018