Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

miércoles, 31 de mayo de 2017

Euskal Trails, la Felicidad no Existe...

... Pero los momentos de felicidad sí. Hay que estar atentos porque pasan tan rápido que no te enteras. Por eso lo mejor es activar los sentidos, sonreír y... Apuntarte a una Ultra Trail de 130 kmts.

Adi. Foto de Iñaki Arizala

Si en la aventura coincides con buenos amigos y compañeros ¿qué más puedes pedir? En Baigorri nos juntamos unos cuantos: Ascen, Sonia, David, Iñaki, Eric y Jean Michel, éste último nuestro anfitrión en ese lado de la muga. Es por él que estamos aquí, nacido en San Juan de Pie de Puerto (St Jean d'Pie d'Port) está entusiasmado con esta Fiesta que organizan sus paisanos y vecinos. Las Euskal Trails, constan de 6 pruebas deportivas que van desde la Ultra de 130 kmts hasta la Ttiki Trail con 1,5 km, 3 km y 6 km para los más pequeños. Ascen y Sonia correrán la Trail Gourmand (2 días x 25 km), mientras que Eric y David participarán en la Euskal Trail (2 días x 40 km), también está la Neska Trail (solo para las chicas) y la Iluna Trail (nocturna). Por eso es que este pueblo está petado de gente la tarde del Jueves 25 de mayo, mañana es festivo en Francia y empiezan los juegos como dirían en Grecia...

El calor es sofocante, igual que el año pasado, y eso nos preocupa a todos, sobre todo a Jean Michel, Iñaki y servidor que estamos apuntados a la Ultra. Pero ahora no pensaremos en cosas serias mientras saludamos a Gorka y a Toño del Txurregi, a David Ferrández de Marmottrail, a dos campeones de Adi-Ike y cómo no a varios Run19.

 Cenamos en el pueblo de Jean Michel, en la calle. En la terraza del restaurante disfrutamos de unos platos de canard y otras delicias bien regadas con cerveza fría. Mis compis me dieron envidia con sus helados mientras yo me comportaba y me conformaba con un café au lait, eso sí, con su crema de leche riquísima... ¡¡Qué bien se estaba!!


Las cuatro de la mañana cuando los de la ultra nos levantamos y empezamos a preparar los trastos. Yo apenas he dormido mirando las estrellas sobre la esterilla. Había llevado una tienda pequeña pero ni pensar en montarla con semejante noche de verano.  Un café con leche caliente del termo, unas nueces y unas almendras. La cena de ayer me subió mucho el azúcar: 316 a las 12, culpa seguramente de las dos cervezas y supongo de las salsas francesas porque me puse 8 uds de novorapid... Para corregir añadí otras 4 uds de rápida y con eso a las cuatro estaba con 135. Pondré 2 uds de rápida para el desayuno.  No disfrutaré de las ventajas del sistema FreeStyle porque de los dos parches que compré hace un mes el primero me salió rana y la única solución que me dieron los del servicio de Abbott fue una caja de tiras para medir con sangre. El segundo parche sí que funcionó bien y hoy habría ido muy agusto con otro pero... Cuando lo cubra la Seguridad Social hablaremos del tema.

Bueno, al lío: frontal, mochila, vaso, bastones, linterna de repuesto, geles, frutos secos, dos bocatas de jamón, chubasquero, las insulinas (una pluma de novorapid y otra de tresiba), el medidor, la manta térmica, vendas, el móvil, guantes, gorra de visera, camiseta de repuesto, crema de sol... ¿me dejo algo? Seguro que sí. Jean Michel nos ofrece unos bizcochos energéticos pero no quiero probarlos, intento meter los menos hidratos posibles en la dieta y con ello consigo funcionar con menos insulinas y alti-bajos de azúcar pero es complicado.  En el camel llevo agua mezclada con el zumo de un limón y té verde en polvo que contenía la típica bolsita. En los avituallamientos habrá cocacola si me hace falta.

La salida es emocionante, a las cinco se hace el silencio y de los altavoces nos llega el sonido del bosque: el agua y los pájaros acompañan el ritmo progresivo de la txalaparta... Se enciende un pirulo de fuego y humo, cohetes, pim pam pum y ¡¡¡nos vamosssss!!!

Iñaki está super fuerte y se pierde enseguida para adelante mientras que Jean Michel y yo vamos unos metros juntos, luego se queda un poco detrás mía y sin preocuparnos mucho seguimos cada cual a nuestro ritmo, un trote relajado que nos hace sentirnos bien. ¡¡Qué a gusto se corre cuando solo llevas un kilómetro en las patas!!

Primera subida al pico Jara (creo) algo más de 600 mts de desnivel. El polvo brilla en la luz de nuestros frontales y en algunos rincones del bosque todavía se guarda el calor del día anterior, lo noto. Más arriba el viento Sur nos refrescará un poco y también baja la temperatura cuando amanece. El paisaje es precioso: las luces en los valles señalan los pueblos y caseríos desperdigados en un mar de onduladas montañas, cientos de montañas en todas las direcciones. ¿Y aquellas hacia las que nos dirigimos cuáles son? Las paredes de Iparla.

Subiendo Iparla


Pero antes bajaremos de nuevo al fondo del valle y volveremos a subir para bajar de nuevo al Punto de Control 2: Gaztigarlepoa, son las 7:53, llevo casi 19 kmts y ¡¡tengo hambreeee!! El azúcar no lo miro, pillo dos no, tres trozos de plun-cake, cinco no, seis ciruelas pasas ¡¡riquísimas!! y cinco o seis trozos de naranja, dos vasos de agua con gas ¡me encanta! otros dos sin gas y continúo ahora con todo el ánimo del mundo la subida a Iparla. Una montaña de paredes verdes que en una serie de terrazas naturales sube hasta más arriba de mil metros sobre el fondo del valle. Progresamos por una chimenea empinadísima que es la clave para llegar a la cima. Se me hace muuuy dura esta subida. Mi azúcar a las 8 y pico está en 115 ¡¡bien!!  Lo que no llevo tan bien son los pies: me queman las plantas de los pies y sé que eso es la primera señal de ampolla. Al llegar arriba me descalzo y aireo mis pobres pieses mientras los masajeo un poco. Sacudo los calcetines y vuelvo a ponérmelos tras de lo cual ato fuertemente las zapas: si se aflojan los cordones puede ser una causa de fricción y sobrecalentamiento sobre todo en las bajadas. Y eso toca ahora, bajar y llanear hacia el collado de Ispegi, debajo del Auza el mítico centinela del Baztán.

En el descanso de los pies he notado pequeños calambres en las patas por lo que me tomo uno de los dos tubos de gel de magnesio que me pasó Alejo, ¡¡Gracias campeón!! Además llevo pastillas de magnesio y sales que también iré tomando pero estos líquidos son muy ricos y creo que muy efectivos.

Subiendo Auza me cruzo con Eric y David que bajan hacia Baigorri en su primera etapa de 40 kmts, aquí ya solo les quedan 10 kmts para abajo por buenos senderos donde podrán correr a toda velocidad. Nos deseamos buena suerte (sobre todo ellos a mí) y prosigo mi subida tipi tapa para cruzarme enseguida también con Toño y Gorga Rípodas. Me extraña verlos detrás y es que se han perdido 500 metros junto con tropecientos corredores más de modo que han perdido algunos minutos. Luego bajará la pareja de Run19 y los de Adi Ike que van más tranquis... Es un gusto poder saludar a alguien entre tantos corredores desconocidos (y que hablan francés).
Cima de Auza

En esta cima me quedaría toda la vida ¡qué bien se está! Puede verse el Ori tras del cual se adivinan los picos de Roncal y más lejos los de Huesca. Un minuto de contemplación y me tiro para abajo detrás de una pareja que hablan español: ella es de Cantabria y el chico es vasco. Iré a su rueda un buen rato y también les daré algún relevo, pocos porque la moza, que está más fuerte y no para de hablar, lleva la batuta todo el rato.  Los tres bajamos juntos a Aldudes ¡¡qué calor conforme perdemos altura!!

Antes de entrar al frontón una chica que sostiene una manguera nos ofrece el alivio de una fresca ducha a la que no me puedo negar. Ni me acuerdo del móvil que tengo en el bolsillo delantero de la mochila, pero luego dentro del frontón lo secaré sin problemas. Me quito camiseta, zapatillas y calcetines y descalzo me abalanzo al avitallamiento: mi azúcar está en 48 pero le pongo remedio a base de pan con paté ¡¡riquísimo!!, caldo, cocacola, queso, más pan ¡¡vivan los hidratos!!, ciruelas pasas, plun cake... más cocacola...

En cambio a David Ferrández no le entra nada: lleva una hora aquí a ver si se le arreglan las tripas pero no hay modo. Decide abandonar pues aquí estamos a pocos kilómetros de Baigorri. ¡Qué pena! porque está super fuerte y podría haberle salido un carrerón. Hablamos de su próximo reto solidario por la GR15 en los próximos sanfermines y prometo acompañarle alguna etapa si puedo.

Poco más de la una del medio día cuando salgo de Aldudes y reanudo la excursión. El sol está en lo más alto y calienta pero llevo la camiseta y la gorra empapadas de agua así que casi no lo noto. Además el camino va entre árboles que con su sombra nos resguardan en buena parte de la subida. La campeona de Cantabria y el de Orio han salido antes que yo. Me uno a un grupo de cuatro franceses que avanzan callados y decididos a buen paso, me cuesta no quedarme atrás, ¡qué fuertes están los jodidos! Por suerte más arriba corre un poco de viento sur que nos refresca y anima a proseguir. Vemos el Adi delante nuestra pero todavía muy lejos, caminamos por la divisoria fronteriza con el valle de Baztan a nuestra derecha y los Alduides a la izquierda. Seguimos el GR11 y pasamos junto a alturas conocidas: la Peña de los Generales, Argibel... la Arri Kilinka debe estar cerca pero no hago ni mirar. El calor me está pasando factura pero sobre todo las piernas están diciendo que ya les vale: DUELEN, duelen tanto que solo pienso en lllegar a Urkiaga y quitarme el dorsal. No tiene sentido prolongar esta tortura, además quedan montones de kilómetros ¡qué locura!

 Con este vídeo agoté la batería del móvil que olvidé cargar la noche anterior ¡¡qué desastre!!


Cuando me acerco a Urkiaga alucino con el ambiente de público que hay animando, los niños me chocan la mano y todo el mundo nos aplaude junto al punto de control. Hora: 16:15. Aquí están la chica de Cantabria y el de Orio,  mi pareja favorita que yo pensaba andarían mucho más adelante pero por lo visto tampoco lo están llevando nada bien. A ver quién lo está llevando bien hoy con este calor...

Yo me he olvidado de las piernas y  me pongo morado de agua con gas, cocacola y bizcocho... A la vista del ambiente y viendo que he alcanzado a esos dos pájaros salgo con ellos hacia el Adi, el techo de nuestra aventura. Eva me dice que quiere disputar el campeonato de España de Ultras y que dentro de dos semanas tiene la Travesera. Hablamos de las famosas canales de Picos que he oído son durísimas pero la de Cantabria afirma que le gustan y que le se le dan muy bien: lo mismo bajarlas que subirlas ¡¡qué fiera!!  Lo de la Travesera tan cerca le da mal rollo hoy: si la cosa no funciona, no se la quiere jugar y entre eso y que el mozo va muy justo... No sé cómo lo van a llevar.  Me dice que tire para adelante que me ve más fuerte y lo cierto es que no sé cómo ahora no me duele nada y me veo muy bien ganando altura por terreno conocido: al salir del bosque dos voluntarios que hablan español nos dicen que lo tomemos con calma, que en esta vertiente Norte del Adi no pega el aire de Sur y el calor nos va a castigar ¡vaya ánimos! Pero tienen razón y lo mejor será subir tranquilos.

En la cima son las 17:14, Y tengo 201 de azúcar, normal con todo lo que he comido en Aldudes y en Urkiaga sin ponerme nada de insulina. Prosigo dando sorbos al camel de agua con té verde y limón y trago una pastilla de sales. Toca bajar, bajar y bajar. Primero las laderas de hierba del Adi y después entramos en el bosque. Eva y Jesús se han perdido de vista y continúo con otros corredores por el interior de un bosque espectacular.  Casi hace falta encender el frontal con la poca luz que dejan pasar las hayas. Cruzamos varios regatas, algunas con bastante caudal, donde podemos remojarnos. Entre eso y que vamos bajando progresamos con comodidad y podemos echar a correr en numerosos tramos. Sobre todo los úlltimos 6 kilómetros que nos llevan a Urepel, donde se encuentra la "base de vida". Kilómetro 71,7 de la aventura.

Ambientazo en Urepel: los corredores podemos ducharnos, cambiarnos de ropa y comer caliente en un comedor donde amables voluntarios están pendientes de tí como si estuvieras en el más selecto restarurante, no hay lubina ni entrecot pero los espaguetis entran deliciosos acompañados de jamón serrano, de york, queso... también hay fruta y bebidas.  Decir que como yo soy muy listo no dispuse bolsa con ropa ni nada de recambio aquí, es decir que no tenía bolsa a la que echar mano. Pero igualmente me descalcé, duché y lavé la ropa que llevaba puesta. La camiseta mojada y fresquita me sentó de maravilla mientras sentado a la mesa comía en abundancia. Mi azúcar antes de comer estaba en 182 y me puse 4 uds de insulina rápida ¡¡craso error porque con la paliza al menos valían por 8!! Añadí 8 uds de insulina lenta Tresiba como suelo ponerme en las cenas.

Entre aseo y comida estuve aquí 35 minutos y eran las 7:30 de la tarde cuando me puse en marcha de nuevo. Una voluntaria nos dijo algo a un chico y a mí, supongo que una recomendación de no ir solos en la noche o algo así porque el chaval se puso a mi lado y empezó a hablarme. Le dije que era español y que no comprendía nada. -¿Euskara?- me preguntó solícito. - Pues no tampoco, ya lo siento-. Ante lo cual hiló algunas palabras en castellano -ya me habría gustado a mí tener el mismo nivel en francés-.  Se llamaba Clemente (Clement) y era de Carcasona, había venido con su padre (tres años mayor que yo) pero éste lo había dejado por el calor en no sé qué etapa.  En fin, el chaval era majísimo pero no me ilusionaba la idea de los siguientes cincuenta y pico kmts esforzándonos en llevar una conversación por lo que cuando nos alcanzó un grupo de tres franceses aproveché para quedarme detrás de todos y a su rueda.

El camino nos llevaba por un pequeño valle por el cual íbamos ganando altura sobre fincas de hierbas y caseríos. En una ladera casi vertical pudimos ver una oruga mecánica cortando la hierba ¡qué inventos! Se supone que el dueño andaría cerca manejándola o lo mismo iba sola del todo.

Seguía haciendo calor pero con el sol ya oculto la temperatura era mucho más llevadera. Subíamos a buen paso y cuanto más arriba más salvaje y hermoso el paisaje. Arriba nos esperaba el collado de Beordegi (Beordegi Lepoa) tras un desnivel positivo de más de 600 mts.  No pude llegar allí con el grupo de franceses allí pues a las 8:30 comencé a notar las primeras señales de una bajada de azúcar. Recordé las 4 uds de insulina y confirmé una hipo con 55 de glucemia en sangre. ¡¡Mecachis!!  Rapidamente tomé un gel y una barrita de cereales pero no fue suficiente así que me detuve para sacar más geles de la mochila sin encontrar ninguno ¡¡me los había dejado!! Llevaba frutos secos y dos bocatas de jamón con tomate pero ni me planteé comer aquello pues a pesar de que tenía agua y estaba bebiendo, tenía la boca seca... Mi moral se vino abajo del todo: estaba anocheciendo, estaba solo, no tenía geles, el azúcar por los suelos y el móvil sin batería. Me detuve y me debatí entre dar media vuelta (bajaría a Urepel en 30 minutos) o proseguir subiendo hacia un más que probable punto de avituallamiento.

Dos franceses me alcanzaron en ese momento y al verme parado me preguntaron: -comment ça va?- a lo cual mentí como un bellaco: - Tre bien, tre bien!! -  Pero me corregí enseguida y les dije que tenía problemas de azúcar, que andaba bajo y pregunté si tenían geles o barritas (a base de gestos creo que me entendieron enseguida). Uno de ellos me ofreció dos y si no le dí dos besos fue porque no me había afeitado hacía tres días que si no...   Les dí mil mercis y continué la marcha unos metros detrás suya.


Con la confianza de llevar dos geles en el bolsillo y pensando en la cocacola del avituallamiento proseguí con fuerzas renovadas llegando en quince minutos al colllado encima del bosque.  Eran las 21:09 y tenía 83 de azúcar ¡bueeeno!  Allí arriba tres voluntarios majísimos que hablaban español me rellenaron el camel con cocacola y me dieron otro gel de glucosa. No sé si se admiraron o asustaron cuando les conté mis penas, como les ví un poco sorprendidos les hablé del vitoriano Josu Feijoó que sube ochomiles y quiere subir al espacio con su diabetes y de la cantidad de deportistas profesionales que llevando un buen control logran estar al máximo nivel en la competición.

La charla fue breve pues un trueno se dejó escuchar entre las nubes que se apretaban encima de Mendiaundi ¿¿¡¡Coño y esas nubes!!???  Unas gotas empezaron a caer así que me puse el chubasquero, el frontal y me tiré hacia el siguiente collado próximo a Mendiaundi.  ¡¡Qué acojono!!

Durante algunos minutos cayó una lluvia que sabía hasta buena, lo malo eran los truenos: yo miraba los bastones y no sabía si plegarlos o tirarlos pero como todavía no sonaban muy cerca tampoco me preocupé demasiado. Lo que me joribió fue la niebla que cubrió el collado hacia el que subía. Por suerte y con la luz del frontal se veían muy bien las marcas de señalización (un trabajo fantástico por parte de la organización) y lo mejor de todo: allá arriba un vehículo había encendido una batería de luces y como si de un faro se tratara nos ayudó a todos las barquitas que navegábamos en las montañas.  Con esa referencia no había pérdida posible -aunque la niebla se pusiera tan espesa como se puso- y enseguida me encontré arriba saludando agradecido a los dos chicos voluntarios.

El siguiente faro tampoco quedaba muy lejos: una gran fogata junto a un refugio indicaba la dirección. El grupo de voluntarios que la rodeaba estaba de muy buen humor (seguro que tenían panceta para cenar), y su buen humor me contagiaron cuando me dijeron que ahora tenía un rato por los rasos de hierba y después todo pista de bajada hasta Burguete, el siguiente punto de control.

La puñeta era la niebla contra la cual rebotaba la luz de mi frontal y casi no me dejaba ver las banderitas reflactantes: algunas se habían volado con el aire otras se habían caído y me entretuve en clavar unas cuantas para los que venían detrás mía. Menos mal que llegado a la pista eché a correr y en pocos minutos dejé detrás la niebla. ¡¡Bieeeennn!!

La lluvia suave e intermitente me acompañó todo el rato pero por suerte la tormenta cayó con fuerza lejos de estos montes (en Baigorri tuvieron lluvia torrencial un rato lo mismo que en Pamplona) y los siete kilómetros corriendo al tran tran hasta Burguete no se hicieron nada largos.

Burguete, CP7 km 92 - ¡Lo tenéis chupado!!- Eso nos dicen los bomberos voluntarios que colaboran con la organización y que son unos cachondos. -¡Si llego a Baigorri en menos de 24 horas os pago lo que queráis!- les prometo. - ¡¡¡Eeeeuu, cuida que a nosotros cuesta contentarnos eeeeh!!!- me contesta uno de ellos, el más corpulento por cierto...  Pero insisten en que podemos llegar de noche y que si no es a las cinco será a las seis de la mañana, que no nos queda nada.

Por aquí anda también Clement, el chico con quien compartí los primeros kmts después de Urepel. Pensaba que andaría más adelantado pero esta aventura nos pasa factura a todos. Saldremos juntos otra vez con un grupo numeroso. Eso sí aquí nos ponemos hasta arriba de caldo, de pan con paté, de café, cocacola... Son las 22:53, mi azúcar 81 pero no es problema con todo lo que como además de algunos geles de frutas que echo a la mochila.

Por el Camino de Santiago nos dirigimos a Roncesvalles, sigue lloviendo ¡qué llueva!. Cruzamos la carretera y por detrás de la Colegiata entramos en el bosque para emprender la fuerte subida al Collado de Lepoeder, siempre por el Camino de Santiago. En esta zona por cierto suelen perderse muchos peregrinos y en invierno más de uno ha de ser rescatado cuando desoyendo la prohibición se aventuran por aquí en lugar de Ibañeta.  Les he echado el gancho a dos parejas de franceses: chico y chica o mejor dicho señor y señora porque son veteranos como yo. Veteranos pero fuertes ¡cómo suben! ¡qué ritmo!  Llegaré con ellos arriba pero cuando toca perder altura se me escapan. Sus pies deben estar mejor que los míos pues aunque pisemos hierba y no haya apenas piedras me cuesta mantener la carrera. En esta zona nos cruzamos varias veces con vehículos tanto de la organización como de los bomberos voluntarios de Burguete que se dedicaron toda la noche a transitar las estrechas pistas atentos a los corredores. A mí por lo menos me daban una sensación de seguridad y tranquilidad fantástica.

Egantza, CP8 y km 101,4. Ya no llueve, parece que las tormentas han pegado más al Sur de los Pirineos. Me duelen los pies pero lo demás parece estar bien. Como, bebo y salgo hacia el siguiente punto de control. ¡¡Vamosss!!

Pese a que sigo perdiendo altura este tramo me resulltó especialmente duro: en mi reloj observaba desanimado que cada kilómetro me costaba más de 10 minutos. Conseguía correr a ritmo de superviviente en los tramos de buen piso pero en cuanto había cuatro piedras el dolor en los pies no me dejaba. ¿Dónde está Arnegi?

Arnegi, CP9 y km 111, hora 3:31. Mi azúcar: 80. Como algo pero casi no tengo hambre, caldo sí y coca cola, y agua sin gas y con gas y... me pillo dos geles de frutas. Merçi!! Merçi Bocú!!   Cuando me voy llega Clement y creo que pregunta si hay forma de poner los pies en agua. No soy el único que lleva los pies jodidos.

La peor etapa: noche cerrada subiendo hacia Ehuntzaroi, más de 700 de desnivel positivo que se nos hacen muy, muy duros. A mí por lo menos porque una pareja de franceses que llevo delante y que van como un tiro no parecen sufrir lo más mínimo. Conseguiré seguir su estela un buen rato pero finalmente me quedo solito en tierra de nadie.  El estrecho sendero por el que voy coge más y más altura por una empinada e interminable ladera de hierba ¿he dicho que es cuesta arriba? Creo que sí. A mi izquierda adivino una caída peligrosa: la oscuridad solo deja imaginarla pero allá abajo, muy lejos se adivinan las luces de Arnegi y de algún caserío diseminado.  Me entra sueño... ¡¡me duermo!! Caramba, como para dar un tropezón aquí. Intento concentrarme y no cerrar los ojos pero de verdad que no puedo ¡¡Hostiaa!! Aprovecho que voy solo para gritar, jurar y cantar en voz alta... Con eso consigo mantenerme despierto pero a duras penas.  Me mareo ¿estaré bajo de azúcar? ¿o es el sueño? Me siento en la hierba y me tomo un gel, bebo algo de agua (hace mucho que vacié la cocacola y volví a rellenar el camel de agua), me como otro gel y prosigo la marcha, mucho más despacio que al salir de Arnegi...

Amanece, no llego de noche a Baigorri ni de coña claro. Hay un mar de nubes precioso debajo mía. El paisaje es espectacular. Son las 6:24 cuando llego al CP10 en Ehuntzaroi, km 121. Hay un pequeño refugio donde unos voluntarios nos ofrecen de todo. - ¡Café por favor! ¿Tenéis café? - les suplico, -¡Me caigo de sueño!-.  El vaso de café soluble con agua caliente sin azúcar me sabe a gloria... Y me despeja.  Aprovecho para mirarme el azúcar: 389 ¡¡madre míaaa!!  Ufff, qué hago? Me pongo 3 uds de rápida? Venga.

Con la paliza que llevaba daba por hecho que ahora solo quedaba bajar a Baigorri pero los voluntarios sonríen señalando el monte Adarza, allí arriba, muy arriba a donde debemos subir. -¡¡Estáis locos, sois unos burros!!- les reprocho -¿No os parece que ya hemos subido bastantes picos?, ¿cómo se os ocurre?-.  Uno de los voluntarios que habla español me contesta sin perder la sonrisa: - Tú te has querido apuntar a una ultra de 130 kmts ¿no es así?, pues adelante. Además solo tienes 300 mts de desnivel a esa cima, ¡¡ánimo!!-.

Pues tiene razón y con eso de que solo hay 300 mts de desnivel me animo y salgo montaña arriba agarrando con fuerza los bastones. Tipi tapa, chino chano, ya casi he llegado a la mitad. Venga un poco más... ¡Anda! ¿Qué me pasa? ¿Tengo hambre otra vez? ¡Qué mosqueo! me miro el azúcar, son las 6:50 y lo tengo en 71 ¿cómo puede ser?  ¡Me ha pasado como en la ultra de Guara, que tenía el dedo pringoso de gel y la sangre dio un valor erróneo! ¿Qué hago? Bueno, lo primero devoro un gel de frutas y acto seguido me pongo cómodo y como no tengo la boca seca echo mano a los dos bocadillos de jamón con pan de centeno que he acarreado toda la excursión. Los devoro en dos minutos ¡riquísimos!. A continuación liquido también una bolsita de frutos secos con pasas, echo un trago de agua y me pongo en marcha. ¡¡Quiero llegar ya a Baigorri!!

Hago cima en los 1222 mts del Adartza a las 7:19.  Los dos voluntarios de la cima me felicitan y animan ¡¡hasta Baigorri solo me queda bajar 9 kmts!!. Me señalan el paisaje: el mar de nubes continúa extendiendose a nuestros pies iluminado por el sol, fantástico. ¡¡Adios, adios!!

Consigo bajar con alegría la empinadísima ladera y más abajo echo a correr por buenos senderos, recuerdo esta zona del año pasado con mi amigo Santiago Oroz que casi no podía correr. Ahora se me han olvidado los pies y consigo mantener una carrera decentilla casi todo el rato. Por suerte no han llegado aún los participantes de las dos pruebas 2x40 y 2x25 que también terminan por aquí y el sendero es todo para mí. En el CP 11 echaré unos tragos de agua con gas unos cachos de naranja y proseguiré la carrera a todo lo que me dan las patas.

Creo que vuelvo a estar justo de azúcar pero que le den, ya lo miraré en meta. Ahora solo miro el reloj: quedan 2 kmts y solo 15 minutos para las 9. Si llego antes de las 9 mi crono será de 27 horas y pico que me suena mejor que 28 y pico, asi que ¡¡vamosss!!

Y a un ritmo de 6 minutos el kilómetro, es decir como un viejo ultra cohete que es lo que soy consigo llegar al arco de meta en Baigorri ¡¡Sí señor!! Bai Jauna!! Oui Monsieur!! Mi crono: 27:57. Mi puñetero azúcar: 70, ¡¡a comerrrr!!

Ahí estamos Iñaki y yo. Mi compa consiguió un fantástico 13 puesto con un crono de 23:41. Jean Michel no lo consiguió: Una semana antes tuvo complicaciones con un pie y ya salió con molestias. ¡¡Si te animas el año que viene prometo acompañarte desde la salida hasta la meta!! O intentarlo...
Clement llega a meta. Junto a él su padre. Mucha suerte Clement en tu Ronda Dels Cims!!!

Sonia y Ascen corrieron y disfrutaron los 25 kmts del Viernes y el Sábado, lo mismo que David y Eric sus 40 kmts.

No nos olvidamos de nuestro amigo Alejo que hoy también habría sudado la camiseta del Trizurko, el año que viene sí que sí!!

Este mismo fin de semana nuestro amigo Jorge Urquizu conseguía terminar una prueba mítica: La Dragons Back Race en Gales (Gran Bretaña) Una prueba durísima de 315 kmts que hasta ahora solo han conseguido terminar 3 españoles. Jorge consiguió completarla en el puesto 25 de los 100 que llegaron. ¡¡Bravoooo!!

"Me agarro a la Vida
En cada paso
Como un niño que juega con los montes
Sueño, dibujo el trazo que se borra a cada instante
El trazo del sueño que desensueño en cada hora
El esfuerzo que llaman inútil
que solo sirve para conquistarme a mí mismo
Y todo queda atrás
Y permanece en mí
Cuando corro"

Lafu

viernes, 12 de mayo de 2017

Tres Ermitas y un poquico más.

Así es, un poquico más si empezamos por subir a Gaztelu, el vecino de Txurregi al que iremos después. Y otro poquico más con los dos o tres despistes que tuvimos en la zona de Goldaratz ¡Y eso que con Wikiloc hasta los más ceporros deberíamos orientarnos bien!

El pasado Domingo día 7 de mayo salió un día espectacular para echarse al monte y es lo que hicimos Santi y yo para preparar cabeza y patas de cara a nuestras correspondientes súper carreras que tenemos ya muy muy cerca: Santi la Ultra de Cazorla allá lejos en el Sur y yo la Euskal Trail ahí cerca en el Norte... Las dos con más de 100 kmts y montes a gogó para subir y bajar. Qué mejor excursión que la Marcha de las Tres Ermitas.  Justo fue el Sábado de la semana anterior, ese día no pudimos estar pero hoy sí y aunque ambos la hemos hecho en varias ocasiones y como he dicho teníamos bajada la ruta, aún así tuvimos algunas dudas y despistes pese a lo cual conseguimos nuestro propósito y a las 7 de la tarde, tras once horas de excursión entrábamos de nuevo en las calles de Irurtzun, capital del Valle de la Sakana.

Primeras luces del día: Cuenca de Pamplona y Mortxe

Valle de Ollo

Cima de Gaztelu

Ahí delante nuestra la siguiente cima: Txurregi


No miramos el reloj para desviarnos a la cima de Gaztelu y disfrutar de las primeras luces sobre el Valle de Ollo, tampoco lo miramos para charlar un buen rato con amigos y compañeros de aventuras con quienes nos encontramos en la ermita de San Donato, entre ellos Iñigo Elizalde, del Run19 que también está aprovechando la mañana para currarse un buen entreno en la mejor compañía: su chica preferida ha hecho el péndulo desde San Miguel y se encontrará con él cerca de la ermita.

En la hospedería de San Miguel de Aralar nos metimos un bocadillo de tortilla con queso, bien acompañado de una caña con limón y un café con leche al que añadimos una buena porción de chocolate (70% de cacao) que llevábamos en la mochila.  Aquello fue nuestra resurrección porque la subidica desde Uharte Arakil se nos atragantó un poco.  Pero eso, que resucitamos y con fuerzas renovadas nos lanzamos a la carrera montaña abajo por un camino de cuento de Caperucita Roja en dirección a Madotz.

Agur Madotz!!

Detrás nuestra y al fondo el Beriain

Aralar y las Malloas

Goldaratz y al fondo el Monte Erga ¡¡nuestra última ermita y penitencia!!

Entre Madotz y Goldaratz también se nos indigestó un poquico la subida que hay pero ya veíamos próxima la meta ¿O no?

No tan próxima, porque bajando de Goldaratz nos liamos un poco saltando cercados de una finca, dos fincas, tres fincas...  Los perros del caserío próximo venga a ladrar, el wikiloc que se atasca... ¿Pero cómo bajamos a la carretera?

Y por fin en la carretera nacional Pamplona-San Sebastian, un paseo por debajo de la autovía y empezamos la última (esta sí que sí) última subida del día: La última ermita, la de la Trinidad de Irurzun nos espera arriba, a más de 1000 mts de altura y junto a la cima del Erga.  Nos costó mucho, mucho, mucho llegar allí. Pero una vez lo conseguimos solo quedó bajar y bajar hasta Irurtzun.



Un entreno de cuatro estrellas michelín con un compañero de cinco estrellas. ¡¡Santi!! ¡¡Tenemos Cazorla y Baigorri en el bolsillo!! ¡¡Vamossss!!


La peli de la jornada