Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Media Maratón por el Plazaola


Todo el Verano correteando por el monte y esta semana sólo he pensado en el asfalto: La Maratón de Zaragoza el próximo 27 de septiembre está a la vuelta de la esquina.  Después de la Maratón de Canfranc, tengo claro que mis patas no están para batir marcas personales en la carrera de las carreras, y menos este año, pero en cualquier caso tenía que prepararme lo mejor posible. 

Sí ya lo sé, es imposible en dos semanas pero bueno, por lo menos tenía que saber qué velocidad puede alcanzar mi viejo motor: ¿Podré llevar un ritmo por debajo de 5 minutos el kilómetro? Es decir, ¿alcanzaré la meta en 3:30 o menos?  Pensando en eso salí el miércoles a dar cuatro vueltas al pueblo, (si me dieran un euro por cada vuelta que he dado corriendo a la Vuelta San Cristóbal en Zizur podría dejar de currar).  Bueno, pues a pesar de que al principio las patas estaban duras y se quejaban al pedirles caña, terminé los 11 kmts que son cuatro vueltas con un ritmo promedio de 4:36.  En Zaragoza la distancia será casi cuatro veces más, pero será más llano y quizás consiga un ritmo de 4:50, a ver...

Pero además necesitaba comprobar que el motor no se quemaría si le pedía esa velocidad tanto tiempo. Aunque es cierto que en el monte las excursiones han durado muchas horas, también es verdad que la mayor parte del tiempo vamos caminando, correr lo que se dice correr lo hacemos en las bajadas y en el llano. ¿Podré correr más de 3 horas?  El viernes por la tarde, hice mi clásico entreno alrededor de Pamplona de más de 27 kmts y me costó 2 horas y 18 minutos. El ritmo se fue un pelín por encima de 5 min/km pero es que el perfil del recorrido tiene subidas y bajadas. 

¿Pero seguro que el motor aguantará? Bien, nada mejor que hacer el burro para comprobarlo: Hoy he corrido la Media Maratón por el Plazaola entre Lekunberri y Leitza.  Sabía que sufriría sólo dos días después del entreno largo y he sufrido, sobre todo al principio, pero en la segunda mitad del recorrido, que era cuesta abajo, he disfrutado la sensación de correr a menos de 4 min/kmt (casi) sin esfuerzo.  Como dicen algunos les he quitado la carbonilla a las bujías, perdón, quiero decir a los inyectores.  Vamos allá Zaragozaaaaaaaa

Alberto, Santi, David, Alejo y yo
En Leitza, antes de coger el bus que nos llevaría a Lekunberri.


Esta Media Maratón discurre por la vía verde del antiguo ferrocarril Plazaola que unió Pamplona con San Sebastián entre 1914 y 1953.  La naturaleza del territorio por el que discurre hace que sea un paseo fantástico: disfrutaremos de la conocida vista de la Sierra de Aralar con las Malloas levántandose más de 1000 mts por encima de los pueblos del fondo del valle, interminables bosques de hayas, prados y fincas con sus viejos caseríos, regatas escondidas... Yo tenía una idea preconcebida de que sería un paseo aburrido por la caja del ferrocarril sin otra vista que árboles y más árboles cerrando el camino a ambos lados y nada de eso: por supuesto que había árboles, pues los bosques ocupan una gran parte del territorio, pero a menudo pasas por grandes claros donde el horizonte se ensancha y están los túneles...

Los túneles. Entramos en muchos túneles y uno de ellos el de Uitzi de casi 2700 mts de longitud ¡madre mía!  Algunos corredores llevaban frontal, pero la organización nos ha dicho que salvo alguna de poca longitud, los más largos tenían iluminación suficiente, así que mi cacharro se ha quedado en la mochila.  También pensaba que serían un aburrimiento pero qué va, en el de Uitzi ha sido una gozada notar que a  la mitad del túnel la pendiente se ponía cuesta abajo y ver aumentada la sensación de velocidad entre las paredes próximas. Además tenía algo mágico ver la luz allí lejos, muy lejos y correr y correr sin llegar nunca a la boca de salida.  Qué alegría notar el calor del sol cuando por fin sales afuera. ¡¡Qué maravilla!!  Nos han dicho que en su interior tendríamos 13 grados. Mientras tanto fuera no habremos pasado de 22 así que con todo ha sido una mañana fabulosa para correr.

David se ha marcado un carrerón y cuando yo he llegado en 01:36 él ya llevaba 11 minutos en meta, Santi casi ha bajado de la mítica 01:30, Alejo ha entrado con la primera chica tres minutos después suya y Alberto ha demostrado que por mucho que se descuide en vacaciones puede con 21 kilómetros y con más. Todos hemos disfrutado como ceporros y más con un talo de chistorra bien acompañado de cerveza.  Leitza era una fiesta en el día del Talo y más hoy con la espléndida mañana de un Verano que se despide.




Hemos podido saludar a Daniel García Jaurrieta y a Alfonso Serrano, un super campeón Alfonso: el año pasado ganó esta carrera, este año ha sido segundo en la San Fermín Maratón y hoy ha conseguido un cuarto puesto que le tendría que haber permitido subir al podio porque ha peleado hasta el final a muy poca distancia de los tres primeros.  ¡¡¡Le desamos mucha suerte en la próxima Maratón de Valencia!!!

Mis glucemias: 180 en Leitza a casi una hora de la salida, así que no he tomado nada salvo media botella de agua mineral.  Durante la carrera llevaba dos geles en la mano pero no los he tomado, sí he bebido agua en los avituallamientos además de un cacho de chocolate y un trozo de naranja. Al llegar a meta, en las duchas tenía 68 así que el talo y la caña me han ido de cine. 

Él talo es una torta elaborada con harina de maíz sin fermentar y se la puede rellenar de todo lo que se quiera, dulce o salado. Con chistorra está... ¡¡ummmm!!

La carrera la he clasificado como de asfalto, pero el 99% discurre por piso de tierra, no se puede considerar de montaña aunque sí tiene unos metros de sendero con algún escalón que interrumpe el ritmo y que hoy me ha venido genial para coger aire mientras andaba.  

1 comentario:

¡Haz un comentario!