Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

domingo, 28 de junio de 2015

Anayet por la Canal Roya

¡¡ Salvemos la Canal Roya !!  ¿Qué otra cosa podemos hacer cuando los especuladores amenazan con entrar en un valle tan hermoso como este para vendernos el "Mayor dominio de nieve del mundo mundial"?  Un proyecto, el de unir Candanchú con Formigal que va de la mano de construir más apartamentos ¡¡con los que tienen sin vender!! y por supuesto supone entrar con las máquinas a saco para construir las pistas necesarias y levantar las instalaciones que una estación de esquí lleva consigo.


Hacía muchos, muchos años que no caminaba por este bonito valle que vierte sus aguas al río Aragón un poco más abajo de Candanchú.  Y lo cierto es que vale la pena. Hoy era el día: quería probar mi rodilla pateando monte y qué mejor lugar.  He ido sólo, no quería seguir el ritmo de nadie y tampoco quería imponer el mío, sólo quería sentir mis propias sensaciones y disfrutar de una jornada calurosa como la que hoy hemos tenido en este recién estrenado Verano...

Ocho de la mañana cuando abandono el coche en el parking próximo el inicio de la pista que conduce a la entrada del valle. Mi glucemia: 111, el valor ideal pero justo para empezar a hacer ejercicio, así que comeré dos plátanos que he traído. Bien, vamosss!!!




La pista termina enseguida y prosigo ganando altura por un sendero que cruza el río en un improvisado puente.  Una pareja me saluda, están estudiando el mapa y la chica me pregunta si éste es el camino para subir a los ibones de Anayet, tiene dudas porque en su mapa señala que va por la otra orilla. Contesto que así lo supongo, además están las marcas del GR 11, puede ser que el sendero fuera hace unos años por el otro lado y que por desprendimientos o lo que sea lo hayan llevado por aquí ...  En cualquier caso con las marcas no hay duda posible.

También saludo a otros dos montañeros que igualmente tienen dudas con su ruta, ellos quieren subir por el barranco de Chinipres al pico O Porté.  Son vascos, uno de ellos lleva la camiseta de los 15 kmts de San Sebastián, le digo que debimos coincidir en esa carrera.  Les dejo con sus cábalas sobre la ruta y continúo mi camino.

Se gana altura muy poco a poco y en los llanos echo a correr pero son pocos metros.  El valle traza una ligera curva hacia el Sudeste y disfruto del paseo acompañado del sonido del agua y los silbidos de las marmotas.



Rinconada de Anayet, aquí termina el valle al pie del pico del mismo nombre, que con 2574 mts es el rey de la región.  Un rebaño de vacas pone otra nota de sonido con sus esquilas.  La senda traza unos zig-zags apenas visibles entre las paredes y por ella asciendo 300 mts de desnivel aprox hasta asomar a un "plateau" o llanura elevada, un maravilloso espacio de prados y turberas encharcados donde brillan las aguas de dos ibones.  ¿Estoy solo en el paraíso?  No, veo una tienda de campaña y unas voces que parecen venir de la chimenea del Anayet me confirman que esta región ya está descubierta.





Sentado en una elevación miraré mi azúcar: 98, hora 10:32.  Comeré un bocata de queso y tras dar unos buenos tragos de isostar pongo mis pasos hacia el Anayet, el viejo volcán cuyas formidables paredes parecen negar cualquier ascensión fácil.





 Mientras gano altura hacia un collado a su izquierda me cruzo con otros grupos de montañeros más madrugadores y enseguida alcanzo una terraza inclinada que es el paso clave.  Unas cadenas quitan el miedo a la caída de más de 200 metros que se abre a nuestros pies, yo sólo las necesito en la última parte pues la roca es excelente y hay agarres suficientes. La travesía me lleva hacia la derecha hasta la base de una chimenea de hierba y roca que sube a la cima.  -¡¡Piedraaa!! - oigo gritar a alquien a quien no puedo ver.  Oigo el ruido de una roca encima de mí y miro con atención preparado a esquivarla hasta que la veo saltar y pasar a mi izquierda... Uffff

Prosigo la trepada y enseguida me cruzo con un grupo de cuatro chicos a quienes les pido que tengan cuidado. No sé si mi tono es muy serio pero uno de ellos me contesta que ya habían avisado. -¿Y si avisas duele menos la pedrada?- le contesto, pero enseguida añado que me deben una cerveza por el susto, - ¡¡Y de importación!! -. Con el cachondeo le quito hierro al asunto pero son un poco cantamañanas, máxime cuando la zona muy próxima a la cima no tiene tantas rocas sueltas y es muy buen terreno, en fin....


En la bajada me cruzaré con varios grupos más, uno de ellos incluso va con un perro, ¡¡pobre!!  Yo me las piro no sea que lluevan más piedras...  Una pareja discute algo de los bastones en el paso de las cadenas, Él grita muy enfadado pero la mujer no parece aceptar lo que sea que le dice...  Les dejo con su bronca y me alejo hacia el Vértice de Anayet, también llamado Punta o Garmo (2555 mts).



Allí coincido con el mismo grupo de la piedra y también con la pareja de vascos que me habían preguntado por el barranco de Chiniprés al inicio de la excursión, ellos han hecho travesía desde el pico O Porté y hablando de carreras a propósito de mi camiseta de la Canfranc-Canfranc, comentamos que en ese monte se celebra también un kilómetro vertical.  En poco rato nos juntamos un tropel de gente. Señalando el cordal de cimas que prosigue en dirección Este, pregunto si es fácil y me dicen que si, que conduce al Culibillas y que en cualquiera de sus portillos puedo descender hacia Formigal, eso sí procurando elegir bien los pasos de bajada para no enriscarme...  Decido intentarlo pero con la intencion de bajar hacia la Canal de Izas y me despido de todo el mundo pues nadie quiere prolongar su excursión por allí.  ¡¡Adios, adios!!


Otra vez la montaña es solo para mí, la muchedumbre del Vértice de Anayet se queda a mi espalda y avanzo sin dificultad por el filo de esta cordillera, con más confianza después de la gimnasia en las cadenas y chimeneas del Anayet. Mis pasos son seguros y me llevan con seguridad hacia la Punta dera Sarreta (2515 mts) desde donde continuaré hacia la Punta de las Arroyetas (2557 mts), si la cresta se complica la montaña es amable y permite avanzar por la ladera que cae sobre la Canal de Izas, el profundo valle que queda a mi derecha.

En las inmediaciones del Pico Culibillas, al cual no veo subida, dejaré la cresta para bajar uno de los barrancos que se precipitan al Valle de Izas, la pendiente es muy empinada, no es terreo difícil pero si abrupto y fuera de rutas montañeras, por lo que camino con precaución buscando la bajada por donde menos complicaciones veo.




En el fondo del valle hace más calor pero sopla un ligero aire que refresca del sol africano que hoy reina en el Pirineo. Hay mucho ganado pero aunque por aquí pasa una variante del GR11 no se ve un alma, también es cierto que es más de la una del mediodía y no son horas para estar haciendo la travesía entre Canfranc y Formigal o viceversa...


Lo más duro de la excursión será más abajo, al salir al valle principal cerca de Canfranc y volver a la entrada de la Canal Roya por el Camino de Santiago: a las tres de la tarde el sol castiga a tope, 30 grados de temperatura en Col de Ladrones y apenas sombra bajo los árboles hasta que llego al coche a las cuatro de la tarde.


La ruta en el Garmin aquí.     Todas las afotos aquí.

lunes, 15 de junio de 2015

Bailando con Truenos: La Dolorosa

Bailando y pedaleando, con nubes, con lluvia, granizo, rayos y truenos ¡¡Ah sí!! y con dos minutos de sol, porque a mediodía se ha atrevido a asomar por una ventana abierta entre los nubarrones.  Esta aventura organizada por el Club Bal d'Onsella con sede en Sos del Rey Católico y bautizada como la Dolorosa, ha tenido una primera edición espectacular, épica, heróica... Acojonante vaya, tal y como ya venía anunciada en la Página Web de la Carrera.  También habría sido la leche si la meteorología hubiera sido un poco mejor, porque en cualquiera de sus tres recorridos la distancia y altimetría eran terribles pero repito que este Sábado se dieron unas condiciones particularmente duras. 

Miguel Pérez Paricio de UncastilloBtt

La bici y yo somos amigos para ir al trabajo todos los días y alguna excursión de vez en cuando, siempre como entreno alternativo cuando las lesiones o problemas en las patas rondan cerca, que cada vez es más a menudo por cierto.  Siendo que este verano tengo en el calendario la Ultra de Montaña Aneto-Posets, y como quiera que la rodilla me ha dado alguna señal inequívoca de que me estaba pasando cuatro pueblos, me apunté a esta prueba de btt para preparar tanto la resistencia física como la mental, y me apunté a la Ultra de 165 y tropemil metros de desnivel claro, ¡¡A ver si no con lo machote que soy!!  Pobre de mí que lo más que había andado con la bici habían sido 60 kmts en una tirada...

Josu, es un amigo y vecino de Zizur con quien he coincidido muchas tardes corriendo por la Ronda San Cristóbal, él siempre con alguna de sus hijas, destacadas corredoras del Ardoi. Lo suyo no es correr sino la bici y en sus patas hay siete u ocho quebrantahuesos, entre otras películas sobre dos ruedas. De eso hace algunos años pero los amigos del Bar El Olmo le han animado un montón y hasta le han proporcionado un maillot especial para la carrera, así que está muy motivado. No como yo, que conforme se acercaba la fecha y veía los kilómetros, los puertos -o serruchos-, los tiempos de corte, etc... me iba asustando más.  Y más miedo aún me daba ver las predicciones de la meteo: tormentas a partir de las 12 del mediodía, ufff...

Y así, a las 6:30 de la mañana del Sábado, con las primeras luces del día llegábamos Josu y yo a Petilla de Aragón.  La organización nos desvió por una pista hasta un campo donde habían dispuesto el parking para los participantes, dado que el pueblo es muy pequeño y tiene una sóla vía de acceso había sido imposible habilitar un sitio más próximo así que subidos en la bici nos curramos los más de 2 kmts de carretera y 100 mts de desnivel hasta este nido de águilas donde se sitúa la Salida y la Meta de la prueba.


En una pequeña plaza con porches cubiertos en dos de sus lados están las mesas donde recogemos los dorsales y entregamos nuestras mochilas, los voluntarios atienden perfectamente a los casi 300 ciclistas que nos hemos inscrito a alguna de las tres distancias propuestas. Yo que traigo una bici patatera con calas de plástico en los pedales alucino viendo los ferraris que se gasta la gente, también hay mercedes y porches que destacan al lado de mi 600, pero como dicen mis amigos de Biraka: las patas son tan importantes como la máquina.  Alucino con una bici cuyas ruedas son el triple de gordas que las nuestras, ¡¡si parece un tractor!! está claro que su dueño no tendrá problemas con las piedras ni el barro... Madre mía, pero qué hace un chico como yo en su sitio como éste.






La Salida es fuera del pueblo, una pista nos eleva un poco en la ladera de la montaña y a las 7:30 en punto el cohete señala el inicio de la prueba, ¡¡Vamos allá!!  ¡¡Suerte Josu!! A mi compañero de aventuras no le veré hasta dentro de 12 horas...

Me había situado en mitad de la tropa y más o menos mantengo posiciones los primeros dos kmts pero en cuanto iniciamos un largo descenso empiezan a adelantarme casi todos los corredores que venían detrás mía.  Empiezo a darme cuenta del lío en el que me he metido: corriendo soy un patatero pero en bici soy caracol cojo ¡¡Ay madre mía!!  Y para mí que bajo a toda leche y que me voy a dar una castaña, la pista no es difícil ni mucho menos, pero tiene sus piedras, sus agujeros, sus curvas, sus charcos y sus ramas con espinas a un lado y otro que casi no tengo tiempo de ver y menos de esquivar, ¡¡socorroooo!!

Como voy de los últimos puedo ver bidones por el suelo y más abajo hasta tres compañeros con problemas en sus bicis: pinchazos y reventones como resultado del largo descenso. Decir que soy malo porque al pasar junto a ellos sólo pensaba que ya iba no a ser el último...  Por eso tengo mi castigo cuando a poco de iniciar el ascenso a la Sierra de Selva compruebo que la rueda delantera está floja ¡¡he pinchado!!  Llevo dos cámaras de repuesto y parches, así que no pierdo un segundo en sacar la cámara y meter una nueva.  Estoy nervioso y me cuesta más de lo normal, de reojo voy viendo a los cuatro o cinco que venían detrás y que van pasando pista arriba ¡¡qué desastre!!  Por cierto que todos y cada uno de ellos me preguntan si llevo de todo para la reparación  ¡¡Gracias campeones!!  

Cuando toca hinchar la rueda me desespero porque no atino a meter la válvula como es debido y no consigo meter aire. Un corredor me pregunta si tengo problemas y le pido su bomba, es majísimo y no duda en bajar de su bici para ayudarme ¡¡y yo que pensaba que los corredores éramos más solidarios y enrrollados que los bikers!!  Él también ha reventado antes, por eso iba de los últimos. Tras terminar volvemos a subirnos en nuestros caballos y reemprendemos la subida.  Seremos un grupo de seis o siete rezagados los que hemos tenido problemas y vamos subiendo cerca unos de otros.  

Se hace duro ascender a los 1154 mts de altura de esta Sierra que sufrió un grave incendio forestal en 1994, el fuego que arrasó miles de hectáreas de pino, roble y haya puso en peligro el pueblo de Petilla, que fue desalojado. Hoy casi no hay huella de aquél desastre, los pinos jóvenes y los quejigos crecen fuertes junto con el haya en las zonas más escarpadas y todo es verde en todas las direcciones, salvo el cielo que está gris, gris oscuro...

Recorremos el parque eólico que ocupa los altos de la Sierra en dirección Este, al Sur queda Uncastillo y al Norte Petilla. Llegados a un portillo iniciamos el descenso hacia el Barranco de Sibirana, poco antes de llegar a las Torres de Sibirana hay un avituallamiento, paramos dos minutos a comer dos chocolatinas, algunos frutos secos y un trago de cocacola.  Hay geles y más cosas pero llevo buen surtido en la mochila además de mucha prisa ¡¡Adios, adiós, muchas gracias!!

A las Torres de Sibirana les haría mil fotos pero quién saca la cámara con esta prisa que llevamos...  Llegamos al valle principal por donde corre el río Arba de Luesia y subimos hacia Pigalo. Junto al camping, están los amigos de Biraka a quienes han fichado como mecánicos de la carrera. Me paro a saludarles y tras comentar mis penas pero también la alegría de que la máquina resiste, prosigo la excursión...  Subida no muy dura hacia Santo Domingo, sierra que podemos divisar a nuestra derecha, hacia el Este. Lo dejaremos lejos pues toca subir a un portillo que nos asoma al Valle de la Onsella. Km 36, altitud 1032 mts .  

Sierra de Santo Domingo
Llegando a Lobera de Onsella
 Larga bajada donde vuelvo a jugarme el tipo, unos 8 kmts hasta Lobera de Onsella (650 mts), que por cierto es el pueblo de mi suegra.  Saludo a un par de conocidos que están en la mesa de avituallamiento, - ¿no tenéis gintóni? - bromeo, pero sería lo último que tomaría ahora. Si que beberé un vaso de coca-cola, comeré un sandwich, algunos frutos secos, un cacho de naranja y otro de manzana y sin perder más tiempo me despediré ¡¡Adiós, adiós!! ¡¡Recuerdos a Luisito!!

No seguimos el recorrido original a causa de las tormentas que esta semana han dejado más de 100 litros en muchos puntos de esta comarca de Altas Cinco Villas. Ahora vienen 10 kmts de carretil estrecho y asfaltado hasta Longás (740 mts) último pueblo del valle de la Onsella, que no tuvo acceso desde Lobera hasta los años 70, cuando hicieron una pista que se asfaltó en los 80, hace dos días que decía aquél...  

Los diez kmts de carretil hasta Longás los hago en solitario, ¿seré el último?  Ni un coche, ni un alma, curva tras curva, barranco tras barranco me voy acercando a este pequeño pueblo de montaña enclavado en las faldas de la Sierra de Santo Domingo, que con sus 1524 mts es el gigante de la región. No subiremos a su cima pero casi, tras parar en el control de Longás y comer dos cachos de manzana me dicen que detrás mía hay unos diez corredores ¡¡no soy el último!! Me despido de los chicos y chicas voluntarios, todos majísimos y emprendo el ascenso, el más duro de la jornada.

Longás bajo la tormenta

Comienza a llover, ¡¡pero si sólo son las 11:30!! las previsiones decían que el agua empezaba a las 12 pero claro no iban a ser exactas, de modo que los rezagados a quienes nos pilla el aguacero sufrimos doblemente en la subida: el piso de la pista de tierra rojiza se convierte en un barrizal al que se pegan las ruedas ¡¡ufff, qué duro!!  Me detendré en un par de ocasiones, caminaré algunos metros empujando la bici y volveré a subir.  Truena en lo alto del Santo Domingo, el aguacero se para y vuelve a caer al rato.  Voy ganando altura y por fin llego a un alto donde voluntarios refugiados bajo una carpa señalan la pista hacia mi derecha: largo tramo a unos 1000 mts de altitud de subidas y bajadas por mala pista salpicada de balsas de agua y con piso de barro puñetero donde también se hace muy dura la progresión ¡¡Vamossss!!







En este tramo intercambiamos posiciones un grupo de cinco o séis compañeros, todos justos de fuerzas pero decididos a continuar bajo el aguacero.  El agua y el frío me decidieron a ponerme el chubasquero con el que fui muy mucho más caliente ¡¡y casi seco!! más adelante me lo quité y alguno se extraño de verme tan limpio de barro de cintura para arriba... Todos llevábamos la cara sucia y nos quitamos las gafas pues con ellas apenas podíamos ver con las salpicaduras de barro.

Por fin salimos del infierno de barro y bajamos a una zona donde la pista era más pedregosa. Otro avituallamiento ¡¡bravo!!  Nos dicen que enseguida llegamos al desvío donde elegimos hacer la Ultra (165 kmts) o la Maratón (105 kmts), mientras me pongo morado de coca-cola, geles y pastelitos decido pasarme a la maratón pues llevo menos de 70 kmts y estoy destrozado, si me tirara a hacer la ultra dentro de 10 kmts me hundiría pensando en que sólo llevaba la mitad de la excursión ¡¡quita, quita!!




Pasado el desvío que nos llevaría al pueblo de Biel, a la cima del Puy Moné y después a Luesia, nosotros enfilamos de nuevo hacia el camping y el Pozo de Pigalo, donde vuelvo a pararme con los colegas de Biraka, comentamos lo dura que está siendo la aventura y les animo a organizar muchas carreras porque estamos machacando las bicis: casi todas chirrían debido al agua y al barro que se ha metido por cada junta y cada rincón... Pero aún funcionan ¡¡Adiós, adiós!!  Haré una foto al pozo de Pigalo, que en verano es la piscina natural de todos los chavales de la comarca y proseguiremos de nuevo hacia las Torres de Sibirana.

Pozo de Pigalo, el Arba de Luesia baja chocolate por las tormentas
 Cuando enfilamos el barranco de Sibirana, el Puy Moné queda a nuestra espalda, con sus 1302 mts de altura es el segundo jefe de la comarca y ahora no lo puedo ver por los nubarrones negros que lo cubren. ¡¡Madre mía, esta tormenta es más gorda y el aire viene hacia aquí!!  No hago más que pensarlo y ya oigo los truenos encima mía, ¡¡pedales para qué os quiero!!  

He andado varias veces por aquí, andando y en bici pero nunca como esta tarde de tormenta he vivido la emoción de pasar bajo las Torres de Sibirana bajo un chaparrón como el que cae del cielo en estos momentos ¡¡Madre míaaaaa!!

Esta es una peli que grabé con la cámara pero yo sólo la puedo ver en el ordenador:





Reconstrucción ideal de las Torres de Sibirana.
Dibujo de Félix Ibáñez.
Del Libro: El nacimiento del arte románico en Aragón





Los guerreros que guardaron estas torres hacia el siglo XI no las pasarían tan apuradas como nosotros en esta aventura, si acaso cuando en alguna incursión los moros asomaran por uno u otro valle, pero lo mismo resolvían la disputa echando un guiñote... o un mus.  Nosotros en cambio tenemos que pedalear todavía mas de 20 kmts ¡¡vamossss!!

Volvemos a subir a la Sierra de Selva

Vista hacia Uncastillo, al Sur desde la Sierra de Selva

Te la estás gozando ¡¡Y lo sabes!!

Sierra de Selva, vertiente Norte.
Mi Garmin se paró a las 7:15 horas de excursión cuando estaba otra vez por los molinos de la Sierra de Selva. Ahí marcaba el kilómetro 83.  Pensaba que me quedaban 17 para meta pero un compañero me dió una alegría: - ¡¡La maratón son 95 kmts!! -  Qué bien, cinco menos bajo los rayos de una tormenta son siempre una buena noticia...

Descenso interminable de la Sierra a la carretera que lleva a Petilla, allí los voluntarios nos preguntan qué distancia hacemos, los que hacían la Ultra eran desviados pista arriba hacia las Torres de Roita, un paseo durísimo que los de la Maratón no teníamos ¡¡bieeeennnn!!

Nosotros sólo teníamos el kilómetro y medio de subida por la carretera hasta Petilla ¡¡chupaooo!!  En dos pedales y un millón de resoplidos llegué a la meta. Mi tiempo: 08:07:59  ¡¡Soy un campeón!!

Pero campeones, lo que se dice campeones fueron los que se atrevieron con la Ultra Maratón de 165 kmts, entre ellos sólo una chica: Marta Millat, del CC Monzón, con un crono de 11:40 ¡¡Enhorabuena!!

Marta Millat y Julio Herranz del CC Monzón
Los campeones fueron dos chavales de Granada: Luis Roldán y Jaime Martínez con un crono de 8:34 y 8:47 respectivamente y el tercero fue Oscar Brun ¡¡de Zizur Mayor!! un monstruo del Cicla Club Deportivo que entró en 08:56.  ¡¡Felicidades a todos!!

Y aquí vienen tres afotos de Josu Miren Urien mi compañero y amigo de Zizur, que consiguió terminar la Ultra con dos narices y mucha, muchísima fuerza ¡¡Zorionak Josu!!  Eres un monstruoooo!!!



Josu entrando en meta en un tiempo de 12:22  ¡¡Bravo!!
Los valientes de la Ultra las pasaron canutas con el agua y el frío, muchos corredores no llevaban chubasquero y llegaron ateridos: las tormentas en Biel, en Luesia, en Sierra Selva fueron gordas pero la que cayó hacia las cinco de la tarde cuando afrontaban la última y dura ascensión a las torres de Roita o cuando llegan a meta fue apoteósica.  ¡¡Qué tarde la de aquél día!!

Mis glucemias: 133 a las 4:00 que me levanté para desayunar.   199 a las 6:46 en la plaza de Petilla y 124 a las 16:16 después de ducharme al llegar a meta. Desayuné como siempre, abundante café con leche, dos tostadas y frutos secos. En la salida no tomé nada porque era un valor alto e ideal para empezar la excursión. Aunque llevaba el medidor no me hice ninguna medición en todo el recorrido, mal hecho por mi parte, pero entre el estrés de que iba de los últimos y que podía llegar fuera de control ni pensé en ello, además llevaba un mochilón con litro y medio de isostar, geles, barritas y un bocata de nocilla porsiaca, sólo bebí tres cuartas partes del isostar y bebí un bote de taurina cafeína de los míos, porque en cada uno de los avituallamientos me puse las botas (en unos más que en otros), había chicos que sólo iban con dos bidones y barritas en los bolsillos traseros del maillot.  Lo más imprescindible creo que fue el chubasquero o al menos un cortavientos, porque aún cuando la temperatura no era muy baja, con las tormentas y en los altos la sensación era de frío, frío.  Josu me contó que en un pueblo (Biel o Luesia sería) algunos corredores encendieron fuego en una cabaña para calentarse... Él mismo llegó aterido a meta pues sólo llevaba dos camisetas (sin mangas) y los manguitos...

Resaltar el formidable trabajo de la organización: tuvo que ser muy complicado señalizar el recorrido alternativo (impecablemente marcado) y pese a las malas condiciones los voluntarios ocupaban todos sus puestos tanto en los pueblos como en el monte, siempre animando y de buen humor, ¡¡muchas gracias campeones!!  Terminar con todo el pueblo de Petilla volcado en la carrera y cuidando de todos los detalles, como el aparcamiento que convertido en un barrizal requirió la ayuda de todo terrenos para sacar a más de un coche, el mío lo sacó David, uno de los moteros que siguió todo el recorrido de la Ultra. ¡¡Qué grande eres!!  El responsable del bar improvisado no dudó en fiarme una cerveza mientras llegaba mi compañero con la pasta porque mi cartera estaba abajo en el aparcamiento.  A todos de verdad ¡¡muchas gracias!!

Ultimo chascarrillo: los campeones de Granada estuvieron encantados con la meteorología, les gustó más el agua y el frío que la calor de su tierra.  Pero ojo amigos, en las Altas Cinco Villas puede salir un día de calor tan fuerte o más que en tierras andaluzas, y eso también puede hacer muy dura esta prueba.