Correr, caminar, pedalear, trepar, nadar, saltar...Trabajar y VIVIR. La diabetes, una anécdota.

Siempre y cuando controlemos el ejercicio y nuestra glucemia en sangre. Esta enfermedad que junto con la obesidad está considerada la epidemia del siglo XXI permite llevar una vida activa perfectamente normal gracias a médicos e investigadores, profesionales apasionados que no dejan de trabajar para que mañana sea de verdad una anécdota. Hay dos tipos principales de diabetes: Tipo I y tipo II. La primera es la mía, la insulino-dependiente o también llamada infantil, porque en un alto porcentaje de casos se presenta a edades tempranas, aunque yo "debuté" con esta enfermedad a los 44 años. Mi sistema inmune falló y atacó a las células del páncreas que producen la insulina sufriendo a continuación los tres síntomas del libro o las "tres Pes": Poliuria (orinar mucho), Polidipsia (sed horrible a todas horas) y Polifagia (hambre, hambre, haaaambre).



¿Porqué a mí? Pensé. A mí que toda la vida he hecho deporte, que sólo tres meses antes terminé mi Cuarta Maratón en Donosti, a mí que no fumo, a mí que soy un chico formal: Buen padre y ejemplar esposo, a mí que hago la declaración de renta puntualmente y pago la contribución urbana y el impuesto de circulación religiosamente cada año... ¿Porqué?



El estrés que tantos sufrimos en mayor o menor grado, herencia genética, un catarro mal curado, la contaminación, el agujero de la capa de ozono... Médicos, familiares, amigos, vecinos y yo mismo apuntamos una u otra causa, pero lo cierto es que daba lo mismo. El caso es que mi cuerpo -mi páncreas- casi no tenía reservas de insulina y que ya no iba a producir más -o muy poca- y que iba a necesitar "pincharme" insulina todos los días.

lunes, 11 de junio de 2012

Lakuntza Aralar

Voluntarios de la organización en la cima de Irumugarrieta,
en realidad debajo de la cima para abrigarse del fuerte viento.
¡¡Esperando a los 301 campeones !!

Este fin de semana no he participado en ninguna carrera.  Pero me apetecía ir a mi bola a dar un voltio por el monte, así que aprovechando que en Lakuntza se celebraba la IX Edición de esta Carrera de Montaña me acerqué con el coche hasta el Guardetxe, ahí arriba de la Sierra de Aralar, y desde allí seguí las marcas del recorrido hasta la cima de la prueba:  Irumugarrieta (1430 mts).  


Magnífico recorrido desde Guardetxe

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Allá lejos está Pamplona

Estos potrillos serán espectadores de la carrera.


Manada de ponis en el camino a Irumugarrieta

José Antonio Beriain a toda máquina

Ander Sancho llegando a la cima

¡¡Aúpa Edorta!!  ¡¡En cuatro saltos estás en la meta!!


La mañana estaba fresca: 13 grados en Guardetxe que arriba de la sierra pasarían a menos de 10 y con un fuerte viento de Sur que hacía necesaria la ropa de abrigo.  Llegué con bastante tiempo para almorzar y disfrutar del paisaje junto con los voluntarios de la prueba que al abrigo de la cima degustaban un desayuno con café caliente y todo.  

Fresco sí, pero los 300 campeones que pasaron por allí iban bien ligeros de ropa y sudando más que los ingleses en Mallorca.  Intenté pillarles a todos con la cámara y el reportaje lo tenéis AQUÍ.  Algunas imágenes están desenfocadas pero uno es un aficionado y además me temblaban las manos del frío.  

Pasé un rato estupendo animando a todos, aunque allí arriba no les hacía falta:  Ya habían hecho lo peor y no les quedaba sino bajar a Lakuntza disfrutando de la bajada por toda la sierra.  Enhorabuena a todos.

Disfrutando

Yo también corrí para volver a casa.  ¡¡Vamos a comerrrrrrr!!
San Donato hacia el Sur

lunes, 4 de junio de 2012

Trans Montesblancos Trail

No pudo ser... El Calor pudo conmigo en Zaragoza.



Así es, pese a haber nacido en Zaragoza y haber pasado muchos veranos en la capital del Valle del Ebro, pese a que uno es muy cabezón y  no ser novato en largas distancias, correr con más de 35 grados - 37 para ser exactos -,  no estaba dentro de mi currículun.  Ahora sí, aunque no llegué ni a la distancia de la maratón, pues me quedé en los 41,5 kmts.  Mi cuerpo dijo basta.

La primera edición de Trans Montesblancos Trail ha conseguido llegar al extremo, por lo menos en cuanto a temperatura se refiere pero también nos ha regalado una lección de meteorología, mostrándonos los cambios que el clima puede sufrir en pocas horas.  Sol de justicia y 37º a la sombra a mediodía y oscuras nubes con tormentas en el horizonte por la tarde, que pusieron un punto de alivio en los últimos kilómetros.  Pero aún así mi cuerpo dijo basta y tuve que abandonar.

Los organizadores proponían Tres Carreras, y querían que cada una de ellas fuera una prueba diferente a las que se pueden encontrar en el calendario. Para ello buscaban  precisamente el calor, fijando como hora de salida la una del mediodía para los 50 kmts; las  5 de la tarde para los participantes en los 23 kmts y las 6 para los de la carrera de 12 kmts.

Y pude decirse que lo consiguieron.  Unos días antes las previsiones apuntaban unas máximas de 29 a 30 grados pero conforme avanzó la semana los números subieron hasta los 37 grados que se alcanzaron el sábado.  Me daba muchísimo respeto ese calor, pero ya estaba inscrito y me lo planteé como un nuevo reto, tal y como se desprendía de la filosofía de la prueba.  

La semana previa entrené lo justo, sin pasarme:  2 horas de bici subiendo al Perdón el lunes, lo que no estaba nada mal al día siguiente de la Trail Ezkaba; el martes 40 minutos a ritmo tranquilo; miércoles descanso y el jueves con unos 29º salí una hora metiéndome toboganes y sudando de lo lindo.  

El sábado por la mañana amanecí muy alto: 218, lo que asocié a los nervios.  Me puse 4 uds de novorapid y a las 12:15 en la Puebla de Alfinden tenía 335, entonces estaba más nervioso y además ya tenía calor, je,je...

Bebí unos tragos de agua y me preparé para la salida.  Saludo a Lucas y a Santiago  del club 7:45 y cambio impresiones con otros participantes, somos 100 los que nos alineamos bajo el arco de salida.  Alfonso García nos explicó algunos pormenores y dando un grito nos animó a echar a correr.  ¡¡Animo!!

Primera loma, por suerte no habría muchas subidas como ésta.

Beni y Santiago del club 7:45

Corremos tranquis los primeros kilómetros, no hay ninguuuuuna prisa y sí muuuuuucho calor.  Aunque un ligero viento de sur casi nos quiere "refrescar" en esta parte.  - Yo así corro 100 kmts - comento con humor dentro del grupo donde voy.  Pero el fresquito pasa a ser CALOR con mayúsculas al poco rato, cuando el viento nos pega por la espalda y ya no lo notamos.  A pesar de ello, estamos nuevecicos y podemos mantener el ritmillo: 6 minutos por kilómetro, no se crean.  Tocará andar para superar una loma típica de estos montes, hemos dejado la pista y nuestra carrera prosigue por senderos entre esparto, tomillo y romero.  No hay una sola haya a la vista...  Ni robles ni encinas ni ná, bueno sí allí lejos hay unos pinos raquíticos de repoblación, llevarán plantados 50 años y no levantan 5 metros del suelo.

Enseguida me doy cuenta de que he metido la pata:  En el camel llevo isostar y hasta el primer avituallamiento donde nos espera una botella de litro y medio de agua,  se me hace muy duro, tan duro que tendré que dar hasta 4 tragos de isotónico para calmar la sed.  Tragos cortos, porque sé que en los primeros kilómetros siempre me sube el azúcar y he salido muy alto. ¡ay, ay, ay!

Como el camel está helado, el líquido salé fresquísimo y es una delicia.  Se me hacen largos como digo los primeros 10 kmts.  Cuando llego son las 14:06 y mi glucemia señala más de 400 ¡¡madre mía!!  me pondré 3 uds de novorapid y beberé casi toda la botella de agua, salvo una poca para empapar la gorra y el pañuelo que me protege el cuello.  Descanso 5 minutos y continúo, el agua me sienta de maravilla.

A las 15:02 llevo 15 kmts y me hago un nuevo control: 253, lo que me anima un montón.  He parado además porque un corredor va cojeando, tiene molestias en la rodilla y le ofrezco un ibuprofeno, se llama Ramón y juntos llegamos al control nº 2, situado a la sombra de unos pinos.  Son las 15.29 y mi glucemia es de 108  ¡¡bieeeennnnn!!  En contrapunto a mi buen ánimo hay 4 ó 5 chicos tirados bajo los pinos, no pueden más y un vehículo de la organización los llevará de regreso a la Puebla de Alfindén.

Me sobra más de media botella y decido llevarla conmigo, le daré algunos sorbos y el resto me lo iré echando encima de la cabeza, manteniendo la gorra empapada.  A ratos corro junto con Santi y con Beni y a ratos con Ramón y otros corredores, cambiamos posiciones según corremos o andamos.  El calor es terrible, pese a que vamos llaneando, incluso bajando, no podemos mantener el trote mucho rato: notamos subir las pulsaciones y sólo caminando recuperamos el pulso normal.

Puesto nº 2

Regresamos hacia la Puebla de Alfinden, al fondo crecen nubes de tormenta.


Se me hace muy largo llegar al puesto de control 3, situado bajo la autopista.  Aquí llevamos 27,4 kmts de distancia.  Hora: 16:50, mi glucemia: 105.  Bien, el problema es que no me entra más agua y tampoco ningún tipo de sólido, sea dulce o salado.  Me obligo a tragar una barrita de chocolate y cereales (está en buen estado junto al camel semi-helado de la mochila).  Pienso seriamente en dejarlo aquí, a unos 500 metros de la meta, pero pasan los minutos y observo que las nubes comienzan a tapar al sol, al mismo tiempo vemos pasar a los participantes de la TMT - 23 (hora de salida 17:00),  pasan agrupados y les hago unas fotos.  Todos les animamos al otro lado del barranco. También tienen tela que cortar.



Bueno, ya he pasado un rato aquí a la sombra y alguien dice que tenemos el toro famoso a unos 3 ó 4 kmts, que es la parte más chula del recorrido.  De algún modo me veo capaz de seguir:  las piernas están perfectas, los pies también , el azúcar lo llevo de libro...  ¡vamos allá!

Al poco rato de salir ya veo el terreno que nos viene:  una sucesión de toboganes que en paralelo a la autopista nos dirigen al famoso cartel - monumento: El Toro, que si no recuerdo era publicidad de Osborne en su tiempo, cuando los coches de la autopista eran en su mayoría "600", fumábamos "Vencedor" y la tele era en blanco y negro (yo me acuerdo).  Hoy como he dicho, han conservado algunos de estos carteles y sin publicidad vienen a ser algo así como la marca de España.  Cualquier día los pintan de rojo, que es el color de nuestros números hoy día...

Es un tramo durillo, con rampas empinadas y bajadas que me acaban joribiando los pieses.  Me paro unos minutos para ponerme dos Compeed : en el dedo gordo y en el talón del pie izquierdo.  Noto alivio y casi puedo trotar en la subida final al Toro.  Fueron de verdad unos minutos mágicos: La tormenta casi la teníamos encima, se distinguían nubes de polvo a pocos kilómetros y unas pocas gotas empezaron a caer del cielo, en la tierra blanca que pisábamos podíamos ver la marca oscura que dejaba cada una de ellas.  Pero la tormenta no llegó a romper del todo.



A lo lejos el aire de la tormenta levantaba nubes de polvo

Momentos mágicos escuchando tronar a lo lejos

Dejárme zolo !!!!!!

Olé

Campos de trigo, las espigas no llevan mucho grano este año, ni el pasado,
ni el anterior...  Pocos años hay cosecha decente en estos campos.


A ver si les da fuerza, debió pensar la organización, pues las marcas nos llevaron a pasar por debajo de los mismos huevos del mítico toro.  Además un fotógrafo inmortalizaba el momento.  ¡Muchas gracias, hasta luego!  Y en seguida lo dejamos atrás y nos acercamos a Alfajarín, donde en el kilómetro 30 teníamos otro avituallamiento de agua.  Los voluntarios me ofrecieron una regadica con la manguera pero a esas alturas ya no tenía calor.  Y tampoco sed,  bebí una poca de agua y rellené el camel para diluir más el isostar tras de lo cual proseguí bajando al pueblo por unas escaleras.

Sin entrar en el pueblo debíamos girar a nuestra izquierda para volver a internarnos en el desierto pero justo entonces iba solo y pensando en Babia, así que me despisté y recorrí unos 300 mts que tuve que desandar. ¡¡mecachis!!

Una vez en el buen camino el recorrido nos internaba de nuevo en los Monegros.  Leve subida por pistas de tierra  entre campos de cereal que en bancales escalonados los hombres han abierto entre montañas blancas y moteadas de  arbustos.  Una tierra pobre, de yesos, que hace muchos años, cubierta de sabinas, coscojas y carrascas negreaba en la lejanía y desde la Ribera del Ebro la llamaban Montes Negros.

Reina el silencio.  Alcanzo a un corredor, que se detiene un momento sentándose en la cuneta.  Le animo y continúo caminando dejándole atrás.  Al poco termina la subida y puedo trotar un rato.  Un desvío. Me tiro por el ramal de la izquierda y al cabo de unos 200 mts reparo en que no hay marcas, media vuelta hasta el desvío ¡¡pero si estaban ahí!!  ¿cómo no las habré visto?  Ya no me entero de nada.




Vuelvo a alcanzar al corredor de antes que por supuesto se extraña de verme a su espalda de nuevo, le explico lo contento que estoy con mis 400 mts de propina y seguimos adelante.  No tengo ganas de hablar pero hace rato que vengo oyendo a una pareja detrás mía que no paran de cascar ¡qué envidia! ¡qué bien deben ir!   Yo no es que vaya mal, llevo buen paso y en las bajadas puedo trotar un poco, calculo que no habrá más de 3 kmts hasta el 40 donde pienso detenerme a por mi botellita de agua y comer unos cacahuetes que llevo, confío en que algo salado me entone un poco porque he intentado comer una barrita de chocolate y no he podido pasar ni un bocado... Recurro a un gel de isostar que mezclado con el líquido del camel (todavía fresco)  no me sienta mal.

El kilómetro 40 está marcado en el suelo ¿y el avituallamiento?  ni rastro, continúo y llego al 41 cuando me pasan dos chicos y me informan de que el puesto está en el 42, que ya falta muy poco.

Pero entonces el estómago me dice que le sobra todo, me entran arcadas y me tengo que sentar.  Pienso en los 9 kilómetros que me quedan y la paliza que llevo.  El calor ha podido conmigo.  Tres corredores se detienen y tras comprobar que no necesito nada me prometen enviarme a los del control, pues está a menos de 500 mts.   Tras vaciar lo poco que tengo me siento un poco mejor y continúo caminando.  A los dos minutos llega una furgoneta pic-up y dos voluntarios me ayudan a subir atrás.  También me dan una botella de agua a la que doy un par de tragos ¡qué rica me sabe!

Dando tumbos y agarrado a las barras de la caja recorreremos los kilómetros que nos separan de la Puebla de Alfinden: Primero pasamos por el último puesto de control, donde veo a algunos corredores con quienes he compartido el camino, algunos kilómetros más y pasamos junto a una pareja que iban detrás mía cuando subí al toro ¡madre mía que bien van ahora, qué envidia!

Se me hacen largos los kilómetros en la furgoneta, con lo que todavía me alegro más de haberlo dejado, pero dentro de mí siento un poco de tristeza: cuando pasamos junto a corredores que se ven obligados a echarse a un lado y tragar el polvo de la furgoneta les envidio por no poder vivir esos pocos kilómetros y la llegada a meta, porque esta vez yo he perdido la partida.

Ya sé lo que siente un equipo de fútbol cuando pierde una final.  Los locos que nos metemos en estas películas no ganamos un euro ni conseguimos fama; sólo buscamos el aplauso de los amigos y la satisfacción de conseguir el reto propuesto.  Hoy me he rendido, me quedo sin el torico de finisher con el que la organización obsequiaba a todos los campeones y que por cierto había prometido a una amiga.  Será en otra ocasión, porque en la próxima seremos más listos y estaremos mejor preparados.   ¡Y quizás tengamos 5 grados menos!

Mi enhorabuena a la organización y mi agradecimiento a los voluntarios: todos han sido unos valientes y han demostrado que esta locura era posible.  Felicidades a todos los que habéis conseguido terminar los  50 kilómetros y también a los que no -cómo no que yo estoy ahí también-.  Pero sobre todo Enhorabuena a los primeros en llegar, porque os imagino subiendo y bajando los toboganes del toro junto a la autopista en las horas de más calor y eso son palabras mayores, palabras gordas, gordas.



Todas mis afotos:


Mi glucemia después de ducharme y beber una cerveza: 186  a las 20:43.

A las 22:51 en casa: 209 .Mi estómago ha echado la cerveza y toda el agua que he bebido hasta entonces.  Me tiro a la cama con un actimel y me pongo 2 uds de insulina -novorapid-.

A las 4:06 del domingo tengo 253.  Me como un yogurth natural y me pongo otras 2 uds de novorapid.

A las 9:22 del domingo tengo 219.  Me pongo 4 uds y desayuno.

Las siguientes glucemias fueron algo mejor.  En relación con esto quiero subrayar mi error al salir con más de 300 llevando sólo isostar para beber.  Confiaba en llegar al 10 para beber agua pero con todo el calor tuve que beber de lo mío y pienso que al estar semicongelado, el líquido debía llevar más concentración de isostar y eso fue lo que me subió a las nubes el azúcar.  Pese a la elevada cifra no me alarmé porque mis sensaciones eran normales llevaba mi bolígrafo de insulina - fresquito junto al isostar congelado- , y me puse 3 unidades.  ¿poco? pero es que haciendo ejercicio pueden equivaler al triple.  Por eso me volví a tomar enseguida la glucemia y pasé a 253, un valor alto pero no alarmante.  Las siguientes mediciones me dieron cifras de libro por lo que no achaco las nauseas finales a una cetoacidosis aunque la próxima vez llevaré un medidor de cuerpos cetónicos que me permita descartarla.






viernes, 1 de junio de 2012

Trail Ezkaba

El pasado domingo 27 de mayo se celebró la III edición de esta magnífica Carrera de Montaña que organizada por el Club Txurregi nos planteaba un circuito muy cañero de 25700 mts y 1457 mts de desnivel acumulado.

Pamplona y San Cristóbal vistos desde el Perdón
La imágen  la tomé en el verano de 2010

La misma imágen en formato panorámico


Perfil de la carrera  ¡qué subidas y qué bajadas!


El día amaneció espléndido, con un sol gordo, gordo que lucía en un cielo azul como hacía días no veíamos en estos lares.  Allí en Ansóain nos juntamos todos los corredores que participaríamos en las dos pruebas: La "larga" de 25700 - la mía -,   y la "corta" de 18000 mts y 949 mts de desnivel a la cual se inscribieron bastantes más que a la primera.  

Me tomé la carrera con mucha tranquilidad, para empezar no tenía pensado apuntarme, pero un cambio de planes familiares unos días antes me decidieron a inscribirme justo el último día de plazo.  Muy bien, pues allí estaba.

Allí estaba junto con Santi y Alejo de Zizur, con Fernando, Chema, Carlos y muchos locos de la Vuelta del Castillo, con Edorta del Txurregi - el club organizador que además fue primero en la clasificación por equipos -, con José Antonio Beriain, Mikel, Ander, Celestino ... todos del Adi-Ike, con... ¡¡José Antonio Salgado!!  de Dantzaleku-Sakana, menudo elemento:  el domingo anterior se metió los 42 durísimos y embarrados kilómetros de Zegama entre pecho y espalda y hoy estaba aquí, sonriente y callado, pero dispuesto a correr como un jabato  - me sacaría más de 12 minutos -.  También pude saludar a Tedy Garzón, que está temporada está que se sale, corriendo de tú a tú con los primeros clasificados.  

¿Y mis amigos de ANADI?  ¡ Tres fueron los valientes que se animaron a correr la "corta"!  Humberto, Toño y Mikel  decicieron que correr por el monte no les iría nada mal para su preparación de cara a la Maratón de Nueva York  ¡¡muy bien!!

Bueno, entre locos y locas nos juntamos más de 300, pocas chicas eso sí pero valientes, como Mirian Gazpio del Hiru-Herri que vencería en la prueba corta y Mónica Grajera con quien el año pasado coincidí en dos aventuras: las Tres Ermitas y la Canfranc-Canfranc, y en las dos me dejó atrás, pero bastante atrás...je,je  ¡menuda máquina!

Bueno, vamos a la carrera:  A las 9:30 salimos todos y cruzando la pasarela sobre la Ronda enseguida nos vemos trotando por los anchos senderos que recorren la base del San Cristóbal.  Voy muy tranqui y bastante atrás, hablando con un amigo de Zizur: José Antonio, otro fichaje del Hiru-Herri más amigo del asfalto pero que poco a poco se está animando al monte.  El primer kilómetro transcurrirá con total relajo, pero cuando nos pasa Salgado y le veo alejarse monte arriba, dejaré la charla y apretaré los dientes.  Tarde, porque ahora vamos por sendero estrecho y no hay modo de pasar... pero no me importa, queda muuuucha carrera y muuuuuchas cuestas.  

Primera subida dura de la jornada, José Antonio delante mía.
Foto Txurregi

Edorta, sufriendo en una de las subidas
¿y quién no sufrió?
Foto Txurregi

Carlos Vallejo, este tío sonríe incluso en las cuestas...
Foto Txurregi


El Sol contribuyó a que sudarámos un poco más en las cuestas
Foto de Txurregi

Mikel Ucar de ANADI, subiendo como un valiente
la foto se la hizo Humberto ¡otro campeón!
Al fondo, muy lejos se distingue Nueva York...


Dejaremos atrás las vistas a la ciudad y nos tiraremos por los senderos de la cara norte de la montaña, se corre muy bien y hace fresquito dentro del bosque.  Primer avituallamiento, un vaso de agua y ahora para arriba.  Fuertes rampas en las que alternas andar y correr.  Segundo avituallamiento, un vaso de agua y otro de acuarius y ¡¡para arriba otra vez!!  después un descenso de vértigo ¡que nos matamos!  y luego... el CORTAFUEGOS.  ¡madre mía que inclinación!  Hace tiempo que me he acercado a Alejo y más arriba alcanzaré a Carlos Vallejo  - ¡venga, vamos p`arriba! - le grito empujándole un poco para animarle, el Gigante de la Vuelta no está hoy en su elemento, que es el asfalto, y con las manos en las rodillas trepa con esfuerzo monte arriba.  Se alegra muchísimo de verme subir delante suya y no dejará de gritarme palabras de aliento hasta arriba  ¡¡muchas gracias campeón!!

Con el perfil que tiene esta aventura es necesario tener las patas hechas a subir y bajar cuestarrones. Para los grandes grupos musculares de nuestras piernas es una prueba durísima encadenar una bajada empinada con una subida todavía más inclinada y si no has corrido por monte la exigencia pasa más factura... y al día siguiente no te digo.

Casi todos subirán al fuerte al terminar el cortafuegos, y unos pocos nos tiraremos monte abajo por el sendero que lleva a Artica.  Es un camino precioso bajo la sombra de un bosque de quejigos y encinas, donde hay que estar atentos a piedras, escalones y raíces.  Sin llegar al pueblo nos tiraremos a nuestra derecha en dirección a Berrioplano por una zona de toboganes muy bonita pero durilla.  Me he unido a un grupo de cuatro elementos con quienes vamos cambiando puestos según viene el terreno.  Otro avituallamiento, vaso de acuarius (dos) y dos cachos de naranja que me iré comiendo mientras prosigo la carrera, ahora a pleno sol y toca subir de nuevo...  

Segunda subida por el cortafuegos  ¡¡ufffff!!  ahora sí subimos arriba del todo para rodear el fuerte, pero antes una paradica para beber y comer  ¡¡muchas gracias!!  hay mucha gente animando y haciéndonos afotos y es que el día es magnífico para disfrutar de este parque natural que es el Monte Ezkaba.  

Toca dar la vuelta al fuerte y mientras corro, no me pierdo echar un ojo al paisaje: al Sur Pamplona y los pueblos de la Cuenca se extienden hasta la Sierra del Perdón, hacia el Oeste Etxauri, Sarbil, San Donato, Satrústegui, Txurregi y Gaztelu... Aralar  y hacia el Norte una sucesión de montes poblados de bosques tras los cuales asoman los montes de Velate.  En ese orden iré disfrutando las vistas mientras subimos y bajamos junto a los fosos que rodean el Fuerte de Alfonso XII construido a finales del XIX.  

La vuelta termina en una explanada de hierba que cruzamos a todo lo que podemos pues ahora toca bajar y quedan muy pocos kilómetros ¡sólo cinco!  eso sí, cuidadín porque hay algún paso delicado, como esas placas inclinadas sobre la curva de la carretera donde dos voluntarios nos piden precaución.  

Lo conozco bien y por eso freno la marcha, pero... ¡zas! tropiezo y doy en el suelo aparatosamente ¡ay que me mato!  el golpe no es nada, me quedarán señales en manos y rodillas, pero con la tensión de la caída se me sube el gemelo de la pierna derecha.  No me puedo levantar, el dolor es terrible y le grito a un voluntario que me tire del pie para intentar soltarlo.  Mi buen samaritano que se estaba fumando un purito  no parece ser muy experto en fisioterapias pero le indico cómo debe tirar del pie hacia la pierna para estirar mi pobre gemelo y pronto notaré aliviado como se suelta.  Me ayudan a levantarme y antes de que terminen de preguntarme cómo estoy les dejaré con la palabra en la boca dándoles las gracias y reanudaré la bajada.  

Aliviado compruebo que las patas resisten un descenso super inclinado donde más que correr, hay que saltar una sucesión de escalones de gigante entre rocas y raíces, está claro que no me he roto nada aunque el gemelo me envía señales y me dice que no me lance.  

En el último avituallamiento me lavaré las heridas con un par de vasitos de agua -vaya pintas llevo-, beberé un tercer vaso y me lanzaré pista adelante buscando el último repecho - ufffff- tras del cual viene la bajada final.  En este último kilómetro me pasan algunos corredores y también Mónica - que conseguirá el tercer puesto en féminas -.   Conseguiré mantener el ritmo detrás suya y juntos cruzamos la pasarela de nuevo, corriendo los últimos metros por las calles de Ansoáin hasta la meta.
Mi tiempo 03:01:55  ¡¡Muy bien pese al tortazo pues me he visto toda la carrera con buenas sensaciones!!

¿La próxima aventura?  prefiero no pensar en ella:  La Trans Montesblancos Trail  se celebrará este Sábado 2 de junio en Zaragoza.  Los que participemos en la prueba de 50 kmts saldremos a las 13:00 y están previstas unas máximas de 36 a 37 grados ese día.   El perfil no será lo duro en esta aventura, pues los máximos desniveles no pasarán de 200 metros, pero eso sí: los kilómetros y la sucesión de toboganes unido al calorcito harán que esta película sea muuuuuuuy dura.  Espero poder contarlo, je,je...